domingo, 31 de enero de 2010

Me gusta lo correcto

Las pipas de girasol son uno de los impresionantes choques que he experimentado en España.

En primer lugar, me sorprende que se coman la comida de las ardillas, se vende en quioscos.
En segundo lugar, se las comen andando por la calle mientras pasean o van charlando.
En tercer lugar, tiran las cáscaras por la calle y en cualquier parte sin mayor cuidado.
En cuarto lugar, los que lo hacen no sólo son niños sino que también son adultos.
En quinto lugar, son muy nutritivas, están muy ricas y estoy totalmente enganchada.

Lo que pasa es que en Japón, no está bien visto comer algo andando por la calle, encima, tirar algo al suelo es un comportamiento inmoral. Por eso me impresionó mucho cuando lo vi por primera vez. Ahora me gustan mucho y las como a menudo, pero todavía me resisto a comerlas por la calle tirando las cáscaras al suelo.

Sin embargo, yo encontré un comportamiento aún más sorprendente todavía en el supermercado español. Me sorprendí al ver que los niños estaban comiendo los mismos productos que se vendían en el supermercado y antes de pasar por caja para pagar la cuenta. ¿Es correcto? Es imposible que esto ocurra en Japón, así que cuando vi que aún los adultos comían los productos sin pagar, lanzaba una mirada llena de admiración. ¡Qué tolerante es España! De este modo, hay muchas cosas que me chocan en el supermercado.

El tema del que ahora voy a empezar a escribir es uno de los choques culturales en el supermercado. Pero antes de contarlo, quiero que no olvidéis esto: Yo no soy tacaña, soy un ama de casa ahorradora. Quiero que leáis lo siguiente teniendo como base que soy ahorradora. ¿De acuerdo? Me chocó que cada vez que pagaba mi cuenta recibía menos cambio del correcto. Bueno, no era tanto dinero en realidad, entre cinco céntimos y diez céntimos en cada ocasión, pero siempre recibía de menos. Al principio no estaba acostumbraba al euro, así que no podía comprobar o darme cuenta al momento de si el cambio era correcto o no. Pero hubo una vez que vi claramente que el cambio fue incorrecto. Pensaba que era error de la cajera, tenía que decírselo. Pero pronto me di cuenta de que no sabía cómo lo diría en español. Sí, no podía hablar nada de español. Lo único que podía hacer fue abandonar la idea de reclamar. ¿No? ¿Habría algún otro remedio? Al menos en aquella época no conocía ninguno. Vale, no pasa nada, porque me faltaban sólo tres céntimos.
El otro día, fui otra vez al supermercado, es que soy ama de casa, así que ir al supermercado es mi obligación, aunque no me gusta nada cocinar. ¿Y qué ocurrió? Sí, de nuevo me faltaron dos céntimos en la vuelta. ¡Otra vez! Como era imposible llegar a hablar español en tan poco tiempo, esta vez también renuncié a mi cambio. Pues no pasa nada, sólo eran dos céntimos de menos, incluso ya la suma total de cinco céntimos no saca a nadie de pobre.
Al día siguiente, fui otra vez al supermercado como siempre. Todavía no podía hablar nada de español. ¿Y qué pasó? Ya podéis imaginarlo. ¡Sí, el cambio fue incorrecto! ¡Me faltó un céntimo! ¡Díos mío! Sé que no pasa nada porque sólo era un céntimo, pero ya sabéis qué puedo pensar. En Japón esto no ocurre nunca jamás, el dinero siempre es correcto hasta la última cifra, además he recibido una educación que hace hincapié en que hay que tratar bien el dinero y esmerarse con el trato al cliente, así que me sentía airada por un cambio incorrecto consecutivo y constante. Pensaba que por qué tenía que pasarme siempre esto a mí.

Reflexiona: Si te faltan tres céntimos cada vez que compras y compras una vez cada uno de los 365 días del año. 365 días x 3 céntimos =10'95 euros que se apropia la cajera sin darte explicaciones. Como no sólo de pan vive el hombre, hay que hacer más de una compra al día y ya no quiero hacer más cuentas porque no quiero sentirme peor. Mejor me lo hubiera gastado en cervezas o en el cine.

Entonces, me hacía una serie de preguntas:
¿Este tratamiento era totalmente una casualidad consecutiva?
¿Es que me lo hacían queriendo porque soy extranjera?
¿Aquí en España, menos de cinco céntimos no le importaba nada a nadie?
¿La cajera tiene derecho a decidir por su cuenta darme cambio de menos si sólo son céntimos?

Ahora ya estoy acostumbrada a recibir menos cambio del que debería recibir. Pero soy ahorradora por eso no me siento bien por el gasto sin razón. No es porque yo sea tacaña, sino porque soy una mujer justa. Ahora cae de su peso que mi monedero esté lleno de todo tipo de monedas suficientes para pagar mi cuenta con la cantidad exacta y no necesitar recibir ningún cambio cuando voy al supermercado. Me gusta lo correcto.



El almuerzo de hoy 31 de enero de 2010:
Arroz con setas variadas.
Sopa de MISO con zanahorias, puerros y WAKAME.
Verduras salteadas en el WOK con huevos cocidos: repollo, cebolla, pimientos y salchichas.
Elaborado entre fogones por Macarena.

sábado, 30 de enero de 2010

Una chica encerrada

Durante tres años que llevo viviendo en España, me chocaron muchas diferencias entre Japón y España. Algunas son sorpresas positivas y otras son sorpresas negativas. Y a veces, he pasado vergüenza por desconocimiento. Por ejemplo, cuando utilizaba un taxi, yo esperaba delante de la puerta hasta que la puerta del taxi se abriera automáticamente. Pero no se abría nunca. Entonces me di cuenta: "Ah, estoy en España." Porque la puerta del taxi japonés se abre automáticamente cuando subimos y también cuando bajamos. Entonces después de pagar la carrera, sin darme cuenta esperaba a que la puerta se abriera. Había un pequeño silencio entre el taxista y yo. Y me di cuenta: "Ah, estoy en España." El metro también. Aún ahora me atolondro cuando el metro llega a la estación, porque la puerta del metro no se abre sin que apretemos el botón. En ese instante siento pánico mirando la puerta con los ojos desorbitados: "Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué no puedo bajar?" Pero al momento siguiente me doy cuenta: "Ah, estoy en España." Es que todas las puertas del metro de Japón también se abren automáticamente cada vez que llega a la estación. Esos son choques culturales graciosos. Bueno, lo que más me chocó, más bien todavía me sigue chocando, es lo del supermercado español. Aquí hay multitud de cosas inexplicables para mí. Por ejemplo, una vez que entras, no puedes salir sin compra. Bueno, ahora, sé que puedo salir diciendo: "¿Sin compra puedo salir por aquí? Pero mira, cuando llegué a España, me fue imposible salir sin compra de un supermercado por ser una japonesa que no podía hablar nada de español. Como ya sabéis, no me gusta nada cocinar, pero mientras que sea ama de casa, el supermercado es uno de los sitios que visito muchas veces en mi vida cotidiana. A mí no me gusta cocinar, pero no es que no me guste el supermercado, me gusta ir allí. Pero en aquella época, cuando no se vendía lo que yo quería comprar en el supermercado donde yo entraba sola, temblaba de miedo porque no podía salir de allí sin comprar nada. Tal vez vosotros penséis así: "Compra algo poco costoso, por ejemplo un chicle, y sal de allí fácilmente." Finalmente lo hice y salí de allí sin problema. Pero, soy ama de casa, no es que sea una ama de casa corriente, soy una ama de casa ahorradora. Por eso no podía decidirme fácilmente a gastarme el dinero en un chicle que no necesitaba. Pensaba, pensaba, y pensaba si había alguna manera para salir sin compra y sin hablar español, hasta que miré a una cajera y pronto renuncié a ese pensamiento porque parecía que esa cajera tenía su semblante severo. Después, estaba muy agotada por el miedo y el lamento por mi pequeño gasto del chicle. Ese choque fue grabado en mi memoria como una diferencia más de costumbres y con el innecesario gasto del chicle. Pero no quiero que os equivoquéis, no soy tacaña, soy ahorradora.





El almuerzo de hoy 30 de enero de 2010:
Ensaladilla de macarrones con verduras.
Aperitivos: brócolis, rábanos, queso, paté y regañás.
Elaborado entre fogones por Macarena.

viernes, 29 de enero de 2010

El tiempo en la cocina

A veces pienso que este mundo no es nada justo y, en tal caso, envidio a los demás. Pero luego reflexiono sobre mí misma y agradezco que haya una única cosa que sea justa para todo el mundo. Esa es el tiempo. Todo el mundo, aunque sea rico o pobre, feo o guapo, tiene sólo 24 horas al día, ni más ni menos.
Últimamente, el tiempo pasa muy rápido para mí. Un hombre dijo, "Cuando éramos niños, el tiempo no pasaba tan rápido como cuando somos adultos. ¿Por qué? De niños, todo es nuevo, todos los días descubrimos algo nuevo y experimentamos lo que no sabíamos. Nuestros corazones palpitaban en aquella época. Pero cuando somos adultos, tenemos ya bastantes experiencias y conocimientos, así que no hay muchas cosas nuevas que nos palpiten en nuestra vida cotidiana. Por eso sentimos que el tiempo pasa en un abrir y cerrar de los ojos. Por consiguiente, haz algo nuevo y el tiempo pasará rápido como de niños." Estoy de acuerdo con esta opinión. ¿Qué os parece?
A pesar de todo, soy ama de casa, me encargo de las tareas de casa y tengo sólo 24 horas al día. Además siempre tengo ganas de tener más tiempo libre. Así que, en realidad, nunca escatimo esfuerzos para tener más tiempo libre y siempre pienso cómo puedo conseguir más tiempo libre en mi vida cotidiana. Afortunadamente, no hay ningún horario obligatorio sobre las tareas de casa, aunque por otro lado es una lástima que tampoco haya un sueldo. Bueno, hay muchas posibilidades de que pueda ahorrar tiempo. Todo depende de mí. ¡Qué bien! ¿No os parece? ¿Qué estoy haciendo para eso? Voy a contarlo. Como he dicho repetidas veces, a mí no me gusta cocinar. Evidentemente, el tiempo para cocinar, ese tiempo es nada más y nada menos que un malgasto de tiempo para mí. Bueno, la verdad no es que sea malgastar, pero siento que malgasto mi tiempo. Entonces tengo que hacer algo. ¿Y qué hago yo? No quiero gastar más de una hora para preparar la comida. Si es posible, quiero prepararla sólo dentro de media hora. Así que ¿qué ocurre durante la cocina? Eso es una guerra que empieza desde que abro el frigorífico, decido el menú principal, pienso cómo utilizo más de cinco tipos de verduras, planeo el orden calculando el tiempo, por ejemplo, qué plato tengo que cocinar al principio o desde qué verdura empiezo a pelar, etc. Si es posible, no quiero usar muchos utensilios de la cocina, es que luego el fregadero rebosa y eso me fastidia. No me molesta nada rebosar el cesto de ropa sucia, pero me molesta un montón que rebose el fregadero. A veces me imagino si tuviera cuatro manos. Así, cada día voy esforzándome un poco más y ahora tardo cuarenta minutos por término medio en preparar la comida. Gasto mucho menos tiempo que antes, pero todavía no estoy satisfecha. Tengo una sensación de competidora. Todavía tengo que entrenar más veces para gastar menos tiempo. Me quedo estupefacta cuando el tiempo de comer es tan corto. Comer es mucho más rápido que preparar la comida. Me siento angustiada. Es todo un desafio y pienso vencer.


El almuerzo de hoy 29 de enero de 2010:
La hamburguesa casera a la salsa de champiniñón, con patata, zanahoria y calabaza cocidas.
Ensalada de lechuga y pasas. Arroz blanco.
Elaborado entre fogones por Macarena.


La cena de hoy 29 de enero de 2010:
Arroz frito y sopa de WAKAME.
Elaborado entre fogones por Macarena.

jueves, 28 de enero de 2010

Hacer la colada

Como he repetido varias veces, a mí no me gusta cocinar. Pero por el contrario, me gusta mucho hacer la colada. Esa es la tarea de casa que más me gusta. Aunque bueno, para ser exacta, la lavadora hace la colada, pero para mí, hacer la colada no es sólo lavar la ropa, sino que también incluye desde tenderla, recogerla, plancharla y doblarla hasta incluso guardarla en el armario. Esa serie me encanta. No, desde antes de lavar la ropa, el corazón me palpita de emoción, es decir, me hace ilusión elegir el detergente en la droguería también. Me alegra mucho pensar en el olor del suavizante que voy a comprar o en la marca de detergente que voy a probar esta vez. Sí, soy una maniática de la colada. Encima, quiero hacerlo todo yo sola. No quiero que alguien, aunque fuera mi querido Brad Pitt, intervenga en este proceso que tanto me atrae. Quiero hacerlo todo como yo quiera. No sé por qué razón, pero no me molesta nada que el cesto para la ropa sucia esté lleno, o incluso que rebose, más bien me excita. No me molesta aunque haya muchas camisas que tenga que planchar. I LOVE WASHING! Como yo adoro hacer la colada, naturalmente, cuido mucho de mi lavadora. Por lo menos, cada tres meses le hago una limpieza a fondo. Le limpio la suciedad de su superficie como si retirara de sus mejillas las manchas de carmín que quedan tras los besos, limpio el depósito del detergente y limpio por dentro el tambor de la lavadora con un producto especial de limpieza. Después de limpiarlo todo, la lavadora trabaja bien para mí otra vez. Yo siento que ella también está muy contenta. A veces, sin darme cuenta del paso del tiempo, yo fijo la mirada en ella mientras está trabajando totalmente concentrada en su tarea. Somos muy buenas compañeras. En el pasado, tuve que separarme de ella durante seis meses por una razón imperdonable. En aquella ocasión estuve muy furiosa y lloraba todas las noches de tristeza, porque para mí este mundo no tiene sentido sin ella. La eché mucho de menos. Ahora que nos hemos reencontrado, me siento muy feliz. Ja, ja, ja, ja, ja, ja. FIN.



El almuerzo de hoy 28 de enero de 2010:
"TERIYAKI OYAKO DON" (encima de arroz, pollo a la salsa de TERIYAKI y huevo cocido).
Patata de alioli, tomate, pepino y lechuga.
Elaborado entre fogones por Macarena.

miércoles, 27 de enero de 2010

La pasta

Me gusta la pasta. Cualquier pasta me encanta. Por ejemplo, los macarrones, los espaguetis, los tortelinis, la lasaña, etc. Creo que yo como pasta más de dos tercio por año. Es que me encanta, aunque no sea italiana. Hace un montón de tiempo que aprendí sobre la cocina italiana. Creo que la aprendí durante más de dos años. Me dejaba influir fácilmente por cualquier cosa. En esa época, acababa de viajar por Italia. Después de ese viaje, empecé a aprender la cocina italiana y el idioma italiano. Dejé de aprender el idioma italiano tras estudiarlo sólo durante tres meses, pero seguí aprendiendo la cocina italiana mucho más largo tiempo. El objeto principal por el que yo la aprendí fue que quería comer la buena comida con pasta. En aquellos tiempos cuando comía algo de pasta, siempre utilizaba la salsa precocinada, que se puede comer en tan sólo cinco minutos calentándola dentro del agua caliente, al baño maría. Está buena, de verdad, pero no estaba satisfecha con eso. Entonces fui al curso de cocina. Fue muy divertido y útil para mí. La profesora era japonesa, pero ella iba a Italia muchas veces para aprender la cocina italiana casera, por eso podía aprender la comida casera. Espacialmente la salsa de tomate, que es la base de la comida italiana, era fantástica. Es muy simple, útil, y muy fácil, además de buena. Se puede utilizar en cualquier receta italiana, por ejemplo como la salsa para carne o pescado, por supuesto que para pasta, además para de sopa, etc. Después de aprender esta receta, la preparo, y la guardo siempre en el frigorífico o en el congelador y así puedo disfrutar la comida italiana cuando quiera.
Cuando leáis hasta aquí, tal vez vosotros tengais una impresión de que a mí me gusta mucho cocinar. Pero como antes os dije, a mí no me gusta nada cocinar. Si fuera posible, me gustaría comer en el restaurante todos los días. El tema de hoy trata sobre la "pasta". Lo que quiero decir es que cuando cocino algo de pasta, no sólo lo hago porque me apetezca comer pasta, sino también porque no me apetece cocinar. Es que la cocina con pasta es muy fácil. Cuando no tengo ganas de cocinar, como soy ama de casa y a la fuerza tengo que cocinar algo, casi todas las veces elijo algo de pasta. A veces sigo comiéndola durante toda la semana. No está mal porque está buena y es variada. Tengo confianza en mi cocina con la pasta porque la aprendí en el curso. Pero, pero...en realidad, cocino algo de pasta porque soy una comodona a la hora de cocinar. ¡Lo siento, cariño! Si yo preparo espaguetis no es porque a ti te gusten, sino porque no tengo ganas de cocinar. Mañana, espero cocinar algo sin pasta.


El almuerzo de hoy 26 de enero de 2010:
Espaguetis a la salsa de tomate con "bacon", berenjena, champiñón y pimiento.
Ensalada de lechuga, tomate, pasas y brócoli.
Elaborado entre fogones por Macarena.

martes, 26 de enero de 2010

El tamaño de las verduras españolas

Cuando vine a España, ir al supermercado fue una experiencia muy interesante. Había muchos productos que no veía en Japón, de los que no conocía su nombre, o que no conocía cómo se utilizaban. Lo que más me llamó la atención fue el jamón. En España muchos jamones están colgados como si fuera algo normal. Pero para nosotros los japoneses, esta imagen es una vista extraña, aunque ahora yo estoy acostumbrada. Lo que también me sorprendió fue la diferencia de tamaño de las verduras entre Japón y España. La berenjena y el pepino español son de un tamaño más grande que el que encuentras en una tienda japonesa. Cuando vi el pepino español por primera vez, me sorprendí muchísimo. ¡Qué pepino tan grande y gordo! El japonés es más fino y la longitud es más o menos igual. La verdad es que sabe un poco diferente. Para mí, el pepino español es un poco insípido, aunque me gustan. Pero la berenjena me ha sorprendido mucho. ¡Es gigante! La japonesa es más chica y más delgada. Cuando la vi por primera vez, pensaba que era de un tipo especial, así que buscaba otra variedad, la normal, pero no la encontraba. Es que la berenjena española es así. Me gustan las berenjenas, entonces las uso frecuentemente para cocinar. Por el contrario, la zanahoria española es más delgada y pequeña que la japonesa. Nunca he visto una zanahoria gorda en España. Tengo que tener cuidado cuando las cocino leyendo la receta japonesa que dice: "dos zanahorias". Es que "dos zanahorias " japonesas son igual que más de cuatro o cinco zanahorias españolas. Lo que es normal para mí no es normal para otra persona de aquí. Vivir en el extranjero me despierta la curiosidad.

No se me quita la tos. Sin querer, voy entrenando mis músculos del estómago cada vez que tengo tos. Lo triste es que tengo mucho apitito, aunque estoy resfriada. Resfriarme no me ayuda nada para adelgazar.


La cena de hoy 26 de enero de 2010:
Espaguetis a la crema y bróculi.
Elaborada entre fogones por Macarena.

lunes, 25 de enero de 2010

Cuando voy engordando

Creo que estoy un poco gorda, no , bastante gorda, aunque no me parece que estuviera gorda cuando empecé a vivir en este país. Es que me parece que hay mucha gente que tiene obesidad en España. Pero bueno, la verdad es que estoy un poco gorda, sobre todo, ahora después de la navidad, he engordado más que antes.

Hoy quiero hablar sobre cómo me doy cuenta de que voy engordando. No es que me dé cuenta de eso cuando me pongo la ropa. Tampoco cuando me peso, es que no tengo una báscula. Yo me doy cuenta porque, sin querer, me muerdo la carne por dentro de la boca. Cuando engordo, la carne interior de mis mejillas va hinchándose más y más dentro de mi boca, entonces cuando como algo y mastico, muerdo mi carne de dentro. Es en ese momento cuando tomo conciencia: "¡Ah! Estoy engordando." Hace poco que me mordí.

Bueno, ya es hora de cuidarme un poco. Cuando cocino, no quiero que me falte comida, entonces cocino mucha cantidad. Y, en consecuencia, sobra comida y no quiero dejarla, es decir, que me lo como toda aunque ya esté llena. Está claro que voy engordando porque como demasiado. Voy a intentar cocinar menos cantidad de la que hago siempre para no herir más mi carne.





El almuerzo de hoy 25 de enero de 2010:
Tortilla japonesa, KINPIRA de pimiento y zanahoria, arroz blanco y sopa de MISO.
Fruta (kaki y platano).
Elaborado con fogones por Macarena.


La cena de hoy 25 de enero de 2010:

ONIGIRI y SUSHI de salmón por Macarena.

domingo, 24 de enero de 2010

Estoy resfriada

Ayer me encontré físicamente muy mal. Antes de acostarme ya me dolía la garganta y además se me taponó la nariz. Hoy cuando me he despertado, me he sentido mucho mejor que ayer porque dormir bien es la mejor manera para curarme. Pero como me he despertado muy tarde, también he desayunado muy tarde y el resultado es que no he almorzado. Bueno, no ocurre nada malo si esto sólo pasa alguna vez.

En lugar de preparar el almuerzo, he hecho un pastel que se llama "tiramisú", como sabéis, es un pastel típico italiano. A mí no me gustan mucho los dulces, pero el "tiramisú" me encanta. Estoy muy contenta porque es fácil de elaborar y además está muy bueno. Voy a hacerlo más veces. Por la noche, he cocinado una sopa con jengibre. Es que necesito calentarme a fondo. Cuando estoy resfriada, me apetece mucho el jengibre. Y como ayer lo describí, soy friolera, entonces el jengibre es un ingrediente imprescindible para mí. Es una pena porque en España es difícil conseguirlo. Por lo menos, no hay una tienda donde se venda el jengibre cerca de mi casa. Espero encontrarme mejor mañana. ¡Cuidaos vosotros también!




La cena de 24 de enero de 2010:
Sopa con jengibre.
Elaborada entre fogones por Macarena.


Una porción de la tarta casera de tiramisú preparada por Macarena.

sábado, 23 de enero de 2010

Cuando hace frío

Soy demasiado friolera porque el frío me afecta bastante. Eso no tiene nada que ver con la estación, es decir, siempre tengo miedo al frío durante todo el año. Como sabéis, en invierno hace frío, pero en verano mi cuerpo está helado por el aire acondicionado. Cuando veo a mis amigos en verano, todos están sorprendidos por la ropa que me pongo. Siempre llevo una rebeca de manga larga y me abrigo con unos calcetines largos. Naturalmente, no utilizo el aire acondicionado en casa. Paso mi tiempo sudando como un grifo. Que nadie piense que soy tonta, es que me gusta sudar. Ahora es invierno y creo que mucha gente tiene frío, ¿no? Así que es bueno comer algo caliente que nos ayude a calentar a fondo nuestro cuerpo. Yo siempre trato de cocinar algo caliente en invierno. El resultado es que tomo muchas veces sopa o estofado. Hoy también he cocinado un estofado. Es muy fácil de cocinar, además puedo tomar muchos tipos de verduras a la vez. Cuando pienso el menú, trato de utilizar más de cinco tipos de verduras. Hoy he utilizado como ingredientes para mi estofado la zanahoria, la cebolla, la patata, el guisante, el espárrago y el champiñón. Ya puedo tomar siete verduras. Nutritivamente es genial, ¿no? La carne de hoy era de pollo. Estaba muy bueno y me sentí satisfecha porque al tomarlo entré en calor.
El almuerzo de hoy 23 de enero de 2010 :
Pollo estofado a la crema, ensalada de tomate, plátano a la canela.
Elaborado entre fogones por Macarena.
Hoy también he hecho el pan pero, para ser exacta, es mejor decir que mi panificador ha elaborado el pan. Desde que lo descubrí, mi desayuno cambió mucho y a mejor. Ahora desayuno fantásticamente. Ya no puedo pensar en mi vida sin él. Mañana voy a disfrutar un desayuno con este pan y muy buen café.

viernes, 22 de enero de 2010

Mi español

Hola. ¿Cómo estáis?

Estoy un poco resfriada y tengo dolor de garganta, pero espero mejorar pronto con una alimentación equilibrada. Ayer fue el primer día de este blog y afortunadamente recibí un comentario de Radio Futura. ¡¡¡Muchas gracias!!! Su opinión fue que yo escribía muy bien y que le parecía que llevara toda la vida en España, pero la verdad es que ayer mi texto original para el blog era así:

Hola, me llamo Macarena y soy japonesa. Llevo tres años viviendo en España. Soy ama de casa, así que mi trabajo es hacer todas las tareas de casa. Por ejemplo : limpiar la casa, lavar la ropa, planchar la ropa, hacer la compra... Lo que no me gusta es cocinar, pero me gusta mucho comer.

No hay comida que no me guste. Si fuera posible, querría comer en el restaurante todos los días. Quiero comer bien porque tenemos que comer tres veces todos los días, ¿verdad? ¿En España comen más veces al día?

Voy a escribir sobre mi vida cotidiana, sobre todo de la comida. Cuando tengáis tiempo, echad un vistazo a mi blog. Hasta luego.

Éste es mi verdadero nivel de español. Pero como ayer fue el primer día de mi blog, antes de hacerlo público le pedí a mi profesor de español que comprobara mi texto a ver si había algo extraño. Él me enseña con sinceridad, así que no sólo me corrigió sino que también me dio un ejemplo. En cuanto lo leí, me gustó mucho y me quedé estupefacta por mi español infantil. Desde hoy, escribiré mi blog con mis propias palabras, y aunque ayer recibí un poco de ayuda, la verdad es que publiqué todo lo que quería decir. No esperéis que mi nivel de español sea perfecto, aunque siempre voy a intentar mejorarlo. Muchas gracias.

El almuerzo a la vegetariana de hoy 22 de enero de 2010 :
Revuelto vegetariano, ensalada, arroz blanco y sopa de "miso".
Elaborado entre fogones por Macarena
La cena de hoy 22 de enero de 2010 :
"Makisushi" por Macarena.

jueves, 21 de enero de 2010

Primeros pasos en la red

Hola a todos, he descartado usar mi nombre japonés y he adoptado el de Macarena porque es el que me gusta. Ya llevo viviendo tres años en España. Soy ama de casa y me dedico a mis labores. Hago todas las tareas del hogar, por ejemplo: barrer y pasar la fregona, hacer la colada, planchar la ropa, hacer la compra..., pero lo que no me gusta nada es cocinar. Y si por mí fuera, comería en el restaurante todos los días del año. Me encanta comer y no puedo decir que haya algo que no me guste, pero quiero comer bien porque tenemos que hacerlo tres veces al día. ¿Verdad? ¿En España se come más de tres veces al día? Voy a escribir sobre mi vida cotidiana y especialmente sobre la comida. Así que si os interesa, cuando tengáis tiempo, echadle un vistazo a mi blog. Mucho gusto y hasta luego.


El almuerzo a la italiana de ayer 21 de enero de 2010:
Espaguetis a la crema y "Spezzatino" (estofado).
Elaborado entre fogones por Macarena.