jueves, 17 de marzo de 2011

Un desastre de la naturaleza en nuestro país (3)

Me da un poco de vergüenza reconocer que he empezado a sentir el cansancio corporal y mental a causa del terremoto porque yo no he sido una víctima directa. No tengo palabras de excusa hacia mis compatriotas, sobre todo, los afectados. Lo siento mucho. ¡GAMBATTEKUDASAI!

Yo estaba en un país lejano en el momento del gran temblor de tierra, soy una más de aquellos compatriotas que viven en alguno de los países extranjeros. Yo sigo leyendo algunos de mis blogs favoritos donde escriben compatriotas que viven fuera de Japón. Ninguno fue afectado directamente por esa catástrofe, pero todos tienen un mismo sentimiento y recuerdan nuestra tierra natal con mucha preocupación, aunque estemos en Europa, o bien, en los Estados Unidos, o donde sea. Además, como estamos lejos de nuestra tierra natal, compartimos la misma preocupación y el mismo sufrimiento y nos preguntamos cómo podemos hacer para ayudar en nuestro país.

Bajo esta situación, sigo viendo la televisión japonesa. Aunque no me olvido del terror experimentado por el TSUNAMI, ahora lo que me entristece y que me preocupa es lo que están pasando los afectados. Y no sé por qué, pero la forma de ser de los afectados me anima mucho. Valoro la entereza con la que afrontan situaciones tan difíciles como las que les toca vivir. En circunstancias normales yo debería ayudarles con toda mi alma. ¡Pero me pregunto por qué me siento tan impotente ante esta realidad! Me siento muy miserable. ¡GAMBETTEKUDASAI!

En el país donde yo vivo ahora, parecía que muchos de los compatriotas que viven en esta tierra sentían mucha rabia a causa de unas emisiones difundidas en los medios de comunicación de este país. "Afortunadamente", yo no entiendo bien el idioma que se habla en este país. Así que no he visto muchas noticias a través de la televisión de aquí, sobre todo, las noticias sobre el estado de emergencia de mi tierra. Entonces yo no sé exactamente cómo se emitieron las noticias de la catástrofe sobre nuestro país, o sea, "afortunadamente", estoy en paz por eso. Según mis compatriotas, parecía que algunos programas de aquí le daban un enfoque sensacionalista al tratamiento de la información de unos sucesos dramáticos. "Afortunadamente", yo no las he visto, pero si fuera verdad, lo sentiría mucho.

A pesar de ello, eché un vistazo a unos canales de televisión del país donde vivo. El primer día del terremoto y el segundo los miré porque mi prima me preguntó que si salía la noticia en el país extranjero donde yo vivo. Ahora también, desde el primer día del temblor de tierra, sigo viendo la televisión japonesa por internet. Aunque, "desgraciadamente", todavía no entiendo bien el idioma que se habla aquí, "inopinadamente", entendí una explicación que la presentadora dijo. Ella dijo que esa emisión era emitida por un canal japonés de televisión. A continuación, salieron unas imagenes donde se hablaba chino. Así que yo creo que esa emisión no era de una cadena japonesa. O bien, probablemente, me equivocara y no entendiera bien la explicación de la presentadora española porque, "desgraciadamente", todavía tengo problemas con el idioma de aquí.

De todos modos, cada persona tiene sentimientos muy diferentes. Hay gente muy sensible, o bien, hay gente más susceptible. Como hay diferentes grados de sensibilidad entre los coterráneos, sería muy probable que hubiera gran diferencia con la gente de otros países. Aunque todos somos humanos, es inevitable que haya diferencias.

Gracias a experimentar este desastre de la naturaleza estando en un país extranjero, he aprendido algo de lo que nunca me había dado cuenta, y si hubiera estado en mi país, quizás no me habría dado cuenta jamás. No puedo ayudar a los afectados directamente, pero espero que mi experiencia en un país extranjero sea útil para mi tierra de alguna forma.

martes, 15 de marzo de 2011

Un desastre de la naturaleza en nuestro país (2)

Después de comprobar que toda mi familia estaba a salvo, también he seguido viendo los partes de noticias de la televisión japonesa a través de internet. Más bien, no podía dejar de verlos. Naturalmente, después del temblor gigante, hubo muchas réplicas, incluso de una magnitud bastante grande. Cada vez que se producían réplicas, salía un aviso urgente en la pantalla de televisión para avisarnos rápidamente del incidente. Aunque ahora mismo todavía siguen las réplicas, aquel día el aviso urgente no dejaba de aparecer en la pantalla. Comparando mi nivel de terror con el que mis compatriotas estaban experimentando en directo, sé que mis temores no les llegarían ni a la suela del zapato. Pero, aunque estuviera muy lejos, el seísmo de esta vez me hizo sentir mucho miedo. Aquella noche, no pude apagar mi ordenador. Me tumbé en el sofá colocando a mi lado mi ordenador encendido y descansé.

El primer día del terremoto, yo sólo intenté tener contacto con mi familia. A medida que tuve más información a través de las noticias y de mi familia, pude tener una idea bastante aproximada de la realidad. Según me dijeron mi prima y mis tios, hubo pocas víctimas mortales en Tokio, aunque allí se apreciaba una situación confusa por la suspensión del sevicio de transporte público. Entonces, estuve bastante tranquila sobre los amigos que viven en Tokio y sus alrededores. Gracias a lo que me contaron mis padres, estuve bastante tranquila sobre los amigos que viven cerca de donde viven mis padres. Además de eso, como sabía que la comunicación telefónica funcionaba mal en Tokio el primer día del terremoto, no intenté comunicarme con mis amigos ese día. La única preocupación que tenía era por una amiga mía que vive bastante cerca de la zona catastrófica, pero me convencí de que estaría bien porque las noticias no decían que la catástrofe llegara donde ella vive.

El segundo día, me levanté, aunque no podía dormir bien. Por supuesto que todavía seguían la confusión y el miedo al seísmo en mi tierra. Después de tener contacto con mi madre esa mañana, empecé a mandar correos a mis amigos de los que no había sabido nada. Como esperaba, mis amigos que viven en Tokio y cerca de la casa de mis padres, estaban todos bien. Me tranquilicé por el momento, excepto por aquella amiga mía que no me contestó pronto.

Ahora cuando estoy escribiendo esta entrada, en mi tierra siguen produciéndose más réplicas y hay muchos compatriotas que siguen viviendo con el miedo y la incomodidad. Por supuesto que yo tampoco puedo estar totalmente tranquila.

En este momento, me gustaría informaros sobre la serenidad. Aunque Tokio no ha sufrido gran daño por el TSUNAMI, nunca habíamos experimentado el temblor de tierra tan devastador. Entonces yo imaginé que todos deberían sentir una gran sacudida, a lo mejor, todavía no estaban restablecidos de la conmoción que les produjo. Pero me sorprendí y me alegré mucho por las respuestas de mis amigos. Todos mantenían la calma y, aunque se sorprendieron mucho del temblor y las imágenes de la catástrofe del TSUNAMI, estaban muy positivos. Además, se preocuparon por mi familia que vive cerca del mar y tuvieron consideración por los compatriotas que recibieron un daño directo por el TSUNAMI.

Una amiga mía me dijo: "Estaba sóla en la oficina. Me sorprendí, pero pude comportarme con calma. Inmediatamente me refugié debajo del escritorio viejo y grande que nunca me gustó nada. Pero él me protegió. Como adquirí experiencia con las prácticas que hice para afrontar un terremoto de intensidad siete, para mi sorpresa, pude mantener la calma. ¡Todo es gracias a aquel entrenamiento!"

En mi tierra, creo que casi todas las escuelas realizan las prácticas de evacuación por terremotos dos o tres veces al año. Después de graduarnos de la escuela, también las realizan las empresas y los municipios. Cuando era estudiante, tontamente sentía pereza sobre las prácticas, pero a través de su repetición, probablemente y de forma inconsciente, nosotros los japoneses aprendemos a guardar la serenidad y la calma en los momentos de emergencia. No sé por qué, pero me sentía muy contenta por ser japonesa.

Han pasado cinco días desde el fatal terremoto. Es cierto que falta la comida en la zona afectada por el TSUNAMI, pero parece que en Tokio tampoco quedan muchos comestibles en los supermercados. El desastre de la naturaleza tiene una gran influencia en todos los sitios, bien sea directa o indirectamente. De todos modos, espero que se recupere la normalidad lo antes posible.

Preocuparse es fácil, pero es más difícil tener la voluntad de actuar realmente. Después de todo, lo más sencillo que podemos hacer desde un país lejano podría ser aportar una pequeña ayuda económica, o sea, un donativo a una asociación de confianza. Parece que ya se ha empezado a recaudar fondos mediante una colecta desde el país donde yo vivo. Me alegraría que presentaros esta información en este blog ayudara a mi tierra sea con lo poco que sea.

Cruz Roja Española
https://www.cruzroja.es/pls/portal30/portal.donante.donativo

Gracias por vuestra consideración.

lunes, 14 de marzo de 2011

Un desastre de la naturaleza en nuestro país (1)

Aunque actualmente vivo en un país extranjero que está muy lejos de mi tierra, yo soy japonesa. Y en circunstancias como éstas que nos toca vivir, me siento aún más, pero que mucho más orgullosa de ser japonesa. Agradezco especialmente seguir siendo tan japonesa como soy.

Por desgracia, un desastre de la naturaleza azotó mi tierra natal. Esa realidad es verdaderamente lamentable y muy triste. Además, cada día aumenta el número de las víctimas. Encima, mucha gente se ve obligada a vivir con gran incomodidad la vida cotidiana. Sobre todo, me gustaría alentar a aquellos que están en los refugios: "¡GAMBATTE!"

Ayer, por fin, pude tener contacto con una amiga mía que vive en una zona donde se produjo un daño grande. Como sabía que no funcionaba la comunicación telefónica, me convencí de que sería por culpa de las malas condiciones de la red. Era fácil de imaginar que no habría electricidad, así que vacilaba en reenviar el mensaje a su móvil. Pero por fin, recibí su respuesta desde su móvil y me decía que se encontraban bien, aunque la vida les resultaba un poco incómoda porque no tenían gas, ni electricidad y tampoco agua. Ella cerró su mensaje con las siguientes palabras: "Pero todos estamos vivos. ¡GAMBARUNE!"

Afortunadamente, aunque fuera algo puntual, pude establecer contacto con mi familia bastante pronto, incluso a pesar de las circunstancias adversas. Eso fue tener suerte de verdad, aunque fuera más o menos a las seis horas después de que hubiera ocurrido el terremoto en Japón cuando yo me di cuenta de esa noticia. Ese día, tuve una tarea que hacer por la mañana y cuando me levanté, como es habitual, encendí mi ordenador y eché una ojeada al parte de las noticias de Japón. En ese momento, vi un título que informaba sobre el terremoto. Como soy japonesa y estoy muy acostumbrada a ese tipo de noticias, no me llamó mucho la atención y salí de mi casa para resolver mis asuntos. Recuerdo que entonces sólo pensé: "¡Otra vez un terremoto!" No imaginaba para nada que fuera de tal magnitud e intensidad y además con unos resultados tan graves.

Cuando volví a casa y me dispuse a leer las noticias más a fondo, me di cuenta de que ese terremoto no había sido como los que soportamos habitualmente, sino que su repercusión debía ser muy grave. Comprobé dónde estaba localizado el epicentro del terremoto. Si hubiera sido un terremoto habitual, no me habría preocupado tanto por mis padres porque por mi experiencia podía imaginar el grado de influencia geográfica. Pero esta vez no fue así.

Lo que me asustó profundamente fue el TSUNAMI. Yo nunca había visto tal nivel de alarma motivado por un TSUNAMI. Ya sólo esa información me asustó lo suficiente, pero encima se anunciaba la alarma más alta para la región costera donde viven mis padres, para colmo, leí una noticia que confirmaba que ya comprobaron la llegada de algún TSUNAMI.

Hasta aquí, mi cabeza estaba bastante saturada y mis pensamientos eran confusos, pero hoy me gustaría escribir sólo sobre lo que hice. Al principio, envié un mensaje corto al móvil de mi madre. Pero no pude recibir su respuesta con tanta rapidez como de costumbre, así que después, envié un mensaje al móvil de mi padre. Mientras esperaba sus respuestas, empecé a buscar por internet más información sobre el temblor de tierra y el TSUNAMI.

Encontré unas páginas webs donde se podían ver en directo algunas cadenas de la televisión japonesa. Al mismo tiempo, recibí una respuesta desde el móvil de mi padre. Justo después de que me aliviara un poco, ellos me llamaron desde el móvil de mi padre y me dijeron que el temblor había sido muy fuerte, bastante largo, y que sentían mucho miedo aunque el TSUNAMI no había llegado todavía. Yo me sentía con suerte porque el móvil de mi padre estaba funcionando perfectamente, mientras que el móvil de mi madre ya no funcionaba nada. Interpretando sus tonos de voz, pude entender que no se había sufrido tanto daño por la zona donde viven mis padres.

La casa de mis padres se situa a una distancia de unos 300 o 400 metros hasta la costa del Océano Pacífico. Habíamos hablado frecuentemente que si llegara un TSUNAMI por aquí, se tragaría la casa en un momento. Pero gracias a Dios, la casa de mis padres escapó de un peligro real.

La mayor parte de mis parientes cercanos viven en Tokio. Cuando yo mantuve contacto con mis padres, ellos ya habían tenido contacto con mis tíos que viven en Tokio. Afortunadamente, parecía que el teléfono estaba funcionando sin mayor problema. La caída de los objetos dentro de casa tuvo peor resultado en la casa de mis tíos que en la casa de mis padres. Pero nadie sufrió ningún daño corporal.

Tanto mis padres como mis tíos estaban en sus casas en el momento del terremoto. Pero los demás, incluyendo a mi hermano y a mis primas, estaban todos trabajando. Según mi madre, no pudo establecer contacto con el móvil de mi hermano, aunque lo intentaba repetidamente. Así que yo intenté enviarle un correo a su móvil a través de mi ordenador y desde un país lejano. No esperaba recibir su respuesta tan pronto, es que sabía que la línea telefónica había sufrido muchos desperfectos.

Pero de nuevo me sonrió la fortuna y mi correo le llegó a su móvil casi instantáneamente y él me pudo contestar pronto a través de su móvil. Según mi hermano, no funcionaba la red telefónica dentro del país, así que no pudo llamar, ni mandar mensajes a mis padres. Él estaba bien, aunque no tenía ninguna manera de volver a su casa, así que iba a pasar una noche o más en su centro de trabajo hasta que los transportes públicos recuperaran su funcionamiento. Entonces yo avisé a mis padres de la situación de mi hermano y desde un país que está tan lejos como éste. No imaginaba que vivir fuera de mi país fuera útil en un momento de emergencia.

Casi al mismo tiempo, una prima mía me envió un correo electrónico desde su ordenador porque su móvil no funcionaba y me avisó de la situación de mi país. Ella experimentó el temblor de tierra mientras estaba trabajando en la oficina. El seísmo fue tan, pero que tan fuerte y largo que pensó que se acabaría todo en ese momento que las paredes de la oficina se cuarteaban y parecía que el edificio se venía abajo. Como no funcionaban los transportes públicos, ella volvió a su hogar andando durante tres horas desde los alrededores de Tokio hasta el barrio de Tokio donde vive. Dentro de su casa se cayeron al suelo muchos objetos y sufrió muchos desperfectos. Además, no había gas, pero todo estaba bien. Su hermana, que es mi otra prima, no pudo volver a su casa desde su trabajo debido a la suspensión del servicio de transporte. Al final, llegó a su casa al día siguiente por la tarde.

Ese fue el comienzo de mi primer día del terremoto. Creo que yo tuve mucha suerte en cuanto a mi familia. Gracias a Dios, a través de mi ordenador y los móviles de mi familia, pudimos comunicarnos. No habría nada más preocupante que no poder ponerse en contacto con la familia, los amigos y conocidos en un caso de emergencia. En ese punto, yo también me sentía afortunada. Así que me aflige mucho la imagen de las víctimas de este desastre cuando iban de un lado para otro buscando a sus familiares, a pesar de que ellos mismos también sufrían las consecuencias del desastre.

Felizmente, he tenido quien se preocupara por mí y por mi familia. A todos se lo agradezco de todo corazón. Creo que yo tengo más suerte porque no todos son tal como esa persona insensible.

Inesperadamente, pude servir de puente de unión entre mis padres y mi hermano. Pensaba que como estoy lejos y no estaba allí, no podía hacer nada por ellos. Me siento feliz de estar equivocada porque no era verdad. Gracias a internet, yo pude ayudarles algo, por poco que fuera. Y estoy segura de que aparte de rezar siempre hay algo que puedo hacer, aunque no esté en mi país.

Ahora en mi tierra, cada persona piensa en qué puede hacer para ayudar a nuestro país en este momento difícil. Cada persona intenta aportar poco a poco lo que es posible hacer. Yo también soy del mismo pensamiento y me gustaría hacer lo que sea sin abandonar esa idea por la distancia física que me separa de mi país.

viernes, 11 de marzo de 2011

El terremoto de Japón

Para empezar, espero que el daño de la catástrofe sea el menor posible y que todo acabe pronto. Envío ánimo desde España a todos mis compatriotas.

Esta mañana, he encendido mi ordenador como siempre. Cuando he empezado a leer las noticias de Japón, me he sorprendido mucho y he intentado tener contacto con mi familia. Sobre todo, con mis padres que viven a lado del mar donde se sigue dando la gran alarma de TSUNAMI. Pero como sabéis, el daño ha sido el más grande de la historia de Japón, así que la red de comunicación telefónica no ha funcionado bien. Afortunadamente, he podido tener contacto con mi padre y ahora mismo sé que están bien. Me he aliviado, pero todavía sigue el terremoto y hay muchas víctimas. Sólo puedo rezar desde España. Así que voy a seguir rezando.

Muchas gracias por vuestros ánimos. Voy a seguir prestando atención a las noticias sobre el terremoto de Japón.

viernes, 4 de marzo de 2011

Me gusta la sinceridad

Como este año llueve menos que el año pasado, estoy sufriendo los síntomas de mi alergia al polen desde mediados de enero. Tal como me pasa todos los años, he consumido mucha cantidad de pañuelos faciales y parece que aún tengo que aguantar más molestias. Sin embargo, comparando esto con mis síntomas en Japón, siento que es mucho más soportable. Así que no me molesta tanto salir de casa.

Hace poco vi a un conocido mío que es de Sevilla, o sea, él es sevillano. Sevilla fue la primera ciudad de España que yo visité. Ya ha pasado mucho tiempo desde entonces porque fue un viaje que hice mucho antes de que yo empezara a vivir en España. En aquella época, aprendía el baile flamenco y estaba totalmente enganchada a esa faceta de la cultura española. El flamenco era el centro de mi vida. Aunque España como país no me había interesado nada, después de conocer el flamenco, tenía muchas ganas de visitarla y soñaba con recibir clases allí. Entonces me tomé una semana de vacaciones y visité Sevilla con dos compañeras de la clase de flamenco.

¿Por qué elegimos Sevilla? Porque coincidía con que se celebraba un evento importante, era la época de la bienal de flamenco. El objetivo común de nuestro viaje era aprender y ver el auténtico flamenco de los españoles. Además, habíamos pensado comprar unos vestidos, unos zapatos y unos complementos de flamenco, y encima, mucha gente nos recomendaba visitar Sevilla, así que decidimos seguir el consejo. En realidad, a mí me daba igual dónde ir, es que no tenía ni idea de España. Fuera donde fuera, era suficiente sólo con poder experimentar una clase de flamenco en España. Lo único que me interesaba era el flamenco.

Mirando atrás, creo que ese viaje fue bastante peculiar. Es que no hicimos ningún turismo. Por la mañana recibíamos dos clases, después de almorzar salíamos para ir de compras, mientras que por las tardes y las noches íbamos a los teatros para ver espectáculos. Además, solíamos frecuentar algunos tablaos de flamenco. Es decir, no hicimos ninguna cosa turística que normalmente se pudiera hacer durante una visita. Aunque fuera el primer viaje por España, no había comprado ni una guía ni nada. Ahora pienso que era algo increíble. En aquella época, no podía imaginarme que hubiera muchas cosas que ver en Sevilla.

Hablé con mi conocido sevillano sobre tales recuerdos y le dije que no conocía nada de Sevilla excepto algo de flamenco. Entonces, él empezó a hablarme sobre su ciudad. Destacaba que Sevilla era casi perfecta porque sólo le faltaba el mar, que tenía un patrimonio histórico maravilloso, que ofrecía una excelente gastronomía, que era muy especial y diferente porque estaba llena de costumbres y tradiciones y, de todos modos, que era una ciudad muy bonita a la que se volvía más veces, etcétera. Además, él continuó diciendo que: "Sevilla había sido la ciudad más importante del mundo. La ciudad que tenía el casco antiguo más grande de España, no, de Europa. Sevilla fue la ciudad más rica del mundo. De todos modos, Sevilla es muy, pero que muuuuuuuuuuuuy importante. Tienes que conocerla."

Parecía que él estaba muy orgulloso de ser sevillano. Me parece muy bien que estuviera tan orgulloso de su ciudad. Pero me surgió una duda y tenía ganas de comprobarla. Es que había escuchado antes que los sevillanos eran muy exagerados. Yo no critico nada de eso, sólo quería saber si lo que él hablaba era la historia verdadera o exagerada por ser sevillano. Sobre todo, cuando él usaba las palabras de "la más grande" o "la más importante", me turbaba que pudiera creerlas literalmente. Así que le pregunté directamente. Le dije que tenía entendido que los sevillanos eran exagerados y que no sabía si lo que él contaba era verdad o algo exagerado. Él se puso a reír y me lo explicó: "Bueno, lo que yo he dicho es la verdad, totalmente cierto. Y tampoco niego que somos exagerados. También es la verdad." Me impresionó mucho su respuesta. Entonces le pregunté: "¿Por qué sois exagerados?" Él no contestó claramente, sólo me dijo: "No sé... Pero los bilbaínos tienen más fama de exagerados que nosotros." Como esto no lo había escuchado nunca, me sorprendió mucho y me dejó pensativa.

Empecé a reflexionar, o sea, si un sevillano me dijera que yo era muy guapa, tendría que pensar que él estaría siendo exagerado, o sea, él no pensaría que yo fuera tan guapa, pero me lo diría exageradamente. Y si un bilbaíno me dijera que yo era muy guapa, tendría que pensar que él sería muy exagerado, o sea, que él no pensaría que yo fuera tan guapa, pero él lo diría todavía más exageradamente. Y si el bilbaíno es más exagerado que el sevillano, según la opinión de un sevillano... Entonces, en realidad, yo imagino que seré menos guapa de lo que el sevillano dice y aún menos guapa de lo que el bilbaíno dice. ¿Pero sentirá el bilbaíno que yo soy mucho menos guapa que lo que siente el sevillano? ¿¿¿Eso es así??? No entiendo nada.

Me vuelve loca la exageración de sevillanos y bilbaínos. Cuando me digan la palabra "guapa" por la calle, tendré que preguntar: "¿De dónde es usted? ¿Sevillano o bilbaíno?" ¿Me quedaré más tranquila cuando me diga que es de cualquier otra ciudad de España? ¿Pero será verdad que los bilbaínos son más exagerados que los sevillanos? ¿O los sevillanos exageran de esa exageración de los bilbaínos? ¿Qué dirá el resto de los españoles?

El almuerzo de 28 de febrero de 2011:
Aperitivos de brécol cocido y espárragos blancos.
Espaguetis con salsa de tomate, champiñones, salchichas, ajo y cebolla.
Elaborado entre fogones por Macarena.

El almuerzo de 1 de marzo de 2011:
Sopa de patatas, zanahoria y fideos.
Bocadillo de lechuga, loncha de queso, pepino, tortilla francesa, salchichas y aceite de oliva.
Elaborado entre fogones por Macarena.

El almuerzo de 3 de marzo de 2011:
Aperitivos de judías verdes cocidas y tomate al natural.
Espaguetis con salsa roquefort y nata.
Mandarinas al natural.
Elaborado entre fogones por Macarena.

La cena de 3 de marzo de 2011:
Montadito de carne y tomate.
Montadito de carne con salsa.
Pescado en adobo.
Disfrutada en un bar por Macarena.

El almuerzo de hoy 4 de marzo de 2011:
Tortelini de espinacas.
Tortilla francesa, béicon, judías verdes y tomate.
Ensalada de lechuga, zanahoria, pasas y atún.
Elaborado entre fogones por Macarena.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Los almuerzos de enero (1)

Cuando cocinaba, saqué las fotos de los almuerzos. Pero de los días que no hay fotos, podréis imaginar que sigue sin gustarme cocinar.

El almuerzo de 22 de enero de 2011:
Gratén de patatas, cebolla, espinacas, champiñones y quesos.
Barra de pan.
Salchichón y tortilla de atún.
Elaborado entre fogones por Macarena.

El almuerzo de 23 de enero de 2011:
Estofado de carne de ternera, zanahoria, cebolla, patatas, apio, calabacín y champiñones.
Ensalada de lechuga, pepino y pasas.
Barra de pan.
Yogur al natural.
Elaborado entre fogones por Macarena. 

El almuerzo de 24 de enero de 2011:
Arroz con zanahoria, jengibre, atún y alga KOMBU.
Sopa de MISO con alga WAKAME, berenjena y puerro.
Tortilla japonesa.
Verduras de WOK: repollo, pimiento verde, pimiento rojo y salchichas.
Elaborado entre fogones por Macarena.

El almuerzo de 25 de enero de 2011:
Espaguetis con salsa de tomate, carne picada de ternera, berenjena, pimiento verde, queso parmesano, ajo y cebolla.
Ensalada de lechuga, tomate y espárragos blancos.
Yogur al natural.
Elborado entre fogones por Macarena. 

El almuerzo de 26 de enero de 2011:
Arroz con maíz y salsa de tomate.
Ensaladilla de patatas, pepino, zanahoria y jamón york.
Manzana al natural.
Elaborado entre fogones por Macarena.