Mi Rafa es el hombre más fuerte del mundo. Actualmente, él sigue ganando sus partidos en Londres. Es una noticia muy placentera. Todo es gracias a su apoyo familiar, a su fuerza mental, a su fuerza física, a su esfuerzo y a su sacrificio.
Ayer, naturalmente, estuve viendo en el televisor su partido contra Djokovic. Fue una lástima que Djokovic tuviera molestias en uno de sus ojos, no es que me diera igual, pero lo importante es que mi Rafa ganó. Lo siento mucho por Djokovic. La próxima vez, seguro que él elegirá mejor sus lentillas.
Ayer, mi Rafa también contaba con el apoyo de su tío Toni que, además, compartía asiento en la grada con un invitado argentino sobradamente conocido que es toda una estrella mundial del fútbol y un caso menos afortunado fuerta del terreno de juego. Me refiero a Diego Armando Maradona.
El tenis es uno de los deportes más destacados, pero es muy diferente del fútbol, que sigue siendo el deporte favorito de la mayoría de los españoles, les encanta. Lo que quiero decir es que durante el partido de tenis, no encuentro un momento en el que pueda relajarme y disfrutar del partido sin tensión.
Voy a comparar el tenis con el fútbol. Para mí, que no soy tan aficionada al fútbol, mirando un partido del fútbol, me siento muy excitada y tensa sólo cuando los jugadores compiten dentro del área de gol. Además, durante los noventa minutos, no siempre compiten en ese área. Hay bastante tiempo en el que puedo relajarme tomando una cerveza bien fría y picando algo que esté sabroso. Para mí, que no soy tan aficionada del fútbol, por decirlo así, hay mucho tiempo irrelevante. No os enfadéis, es que a mí no me interesa el fútbol.
Por otro lado, el partido de tenis siempre me pone tensa. En el tenis, una vez que el jugador saca la pelota, ya cada punto significa un montón y es súper importante. No sé cómo puedo explicarlo mejor, de todos modos, el partido continúa en una lucha en total tensión entre sólo dos contrincantes.
Es una situación que me hace sentir súper nerviosa. Los sentimientos se exteriorizan ya sea de forma alegre o triste, por cada punto jugado. Naturalmente, no puedo relajarme ni un momento, sobre todo, durante los partidos de mi Rafa.
Si os explico cuán inquieta estoy, yo no puedo sentarme en el sofá, ni tomarme tranquila mi querida cerveza. En cambio, mi estado de ánimo se vuelve tan alterado que incluso me pongo a limpiar el suelo con la mopa, además, si el partido dura mucho, incluso empiezo a planchar las blusas.
Es que no me siento tranquila, estoy súper inquieta durante todo el partido de mi Rafa. Entonces, siempre que llega el momento de comienzo del partido, cojo la mopa y empiezo a limpiar el suelo moviendo la mopa afanosamente, por supuesto que no olvido ver el partido y animarle en voz alta.
Entonces, después del partido de mi Rafa, el suelo de mi habitación está más que limpio. A veces, incluso las blusas están desarrugadas y planchadas impecablemente. Ver los partidos de tenis de mi Rafa produce en mí, de forma imprevista, unos efectos secundarios imprevisibles.
El almuerzo de hoy 25 de noviembre de 2010:
Arroz en blanco.
Hamburguesa casera a la salsa de tomate con guarnición de guisantes, pepino y alcachofas.
Caqui y kiwi al natural.
Elaborado entre fogones por Macarena.