Bueno, francamente, es uno de los momentos más comerciales, además de una de las costumbres que continúa desde hace mucho tiempo. También hay una innecesaria costumbre de bombones que se regalan por compromiso el día de San Valentín, sobre todo, las oficinistas tienen que repartir bombones a superiores o compañeros en su oficina. Ninguna oficinista quiere hacerlo, pero ellas lo hacen según la costumbre. Es una tontería enorme. Pero no es sólo una carga para las mujeres. Es una costumbre equitativa. En Japón, el día catorce de marzo es el día para corresponder con un regalo de parte de los chicos a las chicas. Un regalo, generalmente, consiste en una bolsa de caramelos o golosinas de merengue blando de malvavisco "marshmallow". Ese otro día se llama "White Day". Se dice que el origen de esa costumbre proviene de Japón. Somos una etnia que tiene un gran sentido de las conveniencias sociales, imagino que de ahí nace este tipo de costumbres.
Yo misma participaba de esa costumbre cuando estaba en Japón. Cualquiera que sea la razón, es divertido regalar algo a otras personas. Entonces, a veces, en señal de gratitud regalaba chocolate a algunos hombres, pero lamentablemente, hay muchos japoneses a los que no les gusta el chocolate, o sea, los dulces. Así que, en alguna ocasión, el chocolate se convierte en un regalo muy embarazoso. Es una lástima, si fuera para los españoles, les encantaría esta costumbre japonesa.
Aprovechando esa costumbre, hoy he disfrutado la fondue de chocolate con un español al que le gusta mucho el chocolate. Aunque a mí no me gusta nada cocinar, no está mal preparar una mesa para pasar un rato agradable con un hombre. A pesar de todo, la fondue no puede considerarse propiamente como una comida, es que sólo he derretido el chocolate al baño María y he cortado en trocitos varias frutas. Pero, bueno, es suficiente como agasajo. Diga lo que diga, no me gusta cocinar.

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