Uno de los detalles que también me sorprendía mucho de este país era que a los españoles les gusta mucho utilizar los caramelos en varios eventos. No sé por qué, pero el día de los Reyes Magos se lanzan caramelos en la calle. Incluso los adultos hacen esfuerzos desesperados para recoger los caramelos como si fueran muy valiosos. También en la Semana Santa, los nazarenos reparten los caramelos a los niños. ¿Hay algún sentido especial en los caramelos?
Una autoalabanza de la que los españoles de mi alrededor hablan es el chupachús. Cuando me hablan del chupachús, ellos parecen sentirse muy orgullosos, como si ellos mismos lo hubieran inventado.
Suelen preguntarme: "¿Conoces el chupachús? Eso es de España. ¡Lo hemos inventado aquí!" El chupachús es muy conocido en Japón, aunque yo lo había comido una o dos veces en mi vida, además, cuando era muy niña. Y desde mi punto de vista, no he visto nunca que tales españoles, que están muy orgullosos del chupachús, lo coman alguna vez. Quizás sólo sea para niños.
Y yo, cuando llega la época de la alergia, preparo un montón de caramelos que saben a menta. Cuando paso mucho tiempo en el autobús, también preparo caramelos para evitar que se me reseque la garganta y me duela. Y habitualmente, no los consumo. Así que todavía me quedan muchos caramelos de los Reyes Magos de hace tres años. ¿Hasta cuándo puedo comerlos sin problema?

El caramelo, la fregona... inventos españoles que consisten, simplemente, en ponerle un palo a algo que ya existe.
ResponderEliminarHola, David. También quiero escribir sobre la fregona. Eso también es un invento español del que se sienten muy orgullosos aquí. ¿Verdad? Bueno, otro día será. Saludos.
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