martes, 20 de septiembre de 2011

La filosofía de la vida

En resumen, durante el mes de marzo después del terremoto, no pude sentir nada. Permanecía clavada ante el ordenador mirando la imagen como si fuera una escena de película. No podía creer que fuera real y mi emoción estaba totalmente paralizada.

Entrando en el mes de abril, mi corazón iba recuperando la capacidad de sentir. Pero por contra, seguían los días de depresión y tristeza.

Sin embargo, desde el mes de mayo, cambió mi situación diaria radicalmente. Como seguía estando nerviosa todos los días, sufría de insomnio breve.

Por el mes de junio, iba acostumbrándome poco a poco a la nueva vida, pero no podía quitar nunca de la cabeza algún tipo de preocupación imprecisa.

Entonces, durante el mes de julio y agosto, leí muchos textos y vi muchos videos por internet sobre cómo podría vivir para tener una buena vida. Es que me gustaría leer los libros de este tema en mi idioma materno pero en papel. Sin embargo, desgraciadamente, yo no tengo un ambiente conveniente para conseguirlos fácilmente, aunque ahora comprar cualquier cosa es posible a través de internet. El hecho de que el país donde yo vivo actualmente tiene bastante problemas con el correo. Bueno, menos mal que tengo internet. Aunque mis ojos están súper agotados, puedo conseguir bastante información a través de internet.

Lo que pasa es que ocupaba mucho tiempo en buscar lo que podía ayudarme para que yo tuviera ánimo, aunque fuera escrito o en video. Leí muchos textos de los sabios y los famosos, vi muchos videos de los inteligentes y los expertos. Un día, leí la forma de tener éxito en la vida. Otra vez, aprendí la construcción de cerebro. De todos modos, leí un montón de escritos porque quería conseguir alguna clave para saber cómo quería llevar mi vida.

Resulta que he encontrado varios asuntos que me atraían. Y aunque es totalmente natural, he vuelto a tener en cuenta de que la vida es muy corta.

Tengo muchas cosas que no he empezado a hacer por alguna razón aunque tengo muchas ganas. Tengo muchas cosas que hago por alguna razón aunque no me apetece. ¿Es correcto gastar mi tiempo que es limitado de esta manera? Yo creo que no. Sería mejor hacer lo que quiero y que me gusta con muchas ganas. Sería mejor no hacer lo que no me apetece y que no me gusta con mucha paciencia. Es que la vida es corta, voy acabando mi vida cada día más. Además, no sabemos cuándo nos pasarán algo que no planeamos como pasó en mi tierra.

A mí, me parece que el tema de tener la mejor vida es un tema eterno, o sea, puede que no pueda conseguir la respuesta antes del último día de mi vida. Pero no es nada malo probar varios métodos. Así que voy a hacer lo que puedo. Para empezar, intentaré no gastar mi tiempo en hacer lo que no me gusta. Bueno, ya sabéis, lo que no me gusta es cocinar.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Una culpable potencial

En la entrada anterior he enumerado tres puntos en los que yo misma no he cambiado. Sin embargo, he recordado que tenía uno más. Es sobre mi "hermosura". O sea, sigo siendo "guapa" en este país tanto como sigue sin gustarme cocinar.

Pero quizás estoy equivocada. Tal vez haya algún cambio. Es que, en los últimos cuatro meses, ha aumentado la frecuencia en que me dicen la palabra "¡guapa!" por todas partes. Es un cambio notable. Es que, cada vez que salgo de casa y ando por la calle, no hay ningún día que no escuche la expresión de admiración "¡guapa!". Es bastante sorprendente.

Por supuesto que he reconocido bien mi "belleza" en este país, además, estoy muy acostumbrada a que los hombres de este país no puedan menos que admirar mi "hermosura" con la palabra "¡guapa!", así que no siento algo especial. Es que no hay nada que hacer porque pensaba que mi "belleza" no se podía cambiar. Pero creo que mi "belleza" va cambiando, o sea, voy siendo más "guapa" sin querer. Seguro que es así, es que, si no, no se puede explicar el aumento del halago "¡guapa!".

Últimamente, hay muchas ocasiones en las que me he encontrado con los hombres más insistentes. Por ejemplo, había un chico que me paró para preguntarme obstinadamente el número de móvil. O bien, había un caballero que se acercó a mí muy sonriente y me dijo: "Perdona, pero no puedo evitar decirte que eres muy, pero que muy bella. ¡Qué guapa eres! ¿De dónde eres?" Sí, una mujer "guapa" no puede llevar una vida tranquila.

Bueno, el hecho es que tengo una realidad de la que me he dado cuenta y que me preocupa mucho. Parece que mi "belleza" es muy llamativa no sólo para los peatones, sino para los conductores de coche. En realidad, hay muchos conductores que fijan la mirada en mí manejando el coche cuando pasan por mi frente. Es que se encuentran nuestras miradas, sobre todo, cuando estoy esperando el autobús o el semáforo en la calle. Sabéis, ellos fijan la mirada en mí durante uno o dos segundos, pero el coche se está moviendo. O sea, ellos están conduciendo sin prestar atención adelante durante dos segundos. ¿No creéis que es suficiente tiempo en el que puede provocarse un accidente?

Me preocupa mucho que, si no se parara la evolución de mi "belleza", algún día, ocurrirían muchos accidentes de tráfico por la causa de mi "hermosura". Afortunadamente, hasta hoy, no ha ocurrido ninguna desgracia. Pero no puedo quitarme el cargo de conciencia de que seré una culpable potencial.

Por favor, aunque soy tan "guapa" que os cautivo, conducid con mucha atención y con mucha concentración.

Por cierto, yo, que tengo tanta "hermosura" como para causar un escándalo en la calle, no puedo parar de preocuparme. Si yo, que soy muy "guapa" en este país, trabajara en una oficina, los compañeros masculinos no podrían concentrarse nada en sus trabajos. Bueno, no sabía que tengo que sentirme tan culpable sólo por ser "guapa".

El almuerzo de hoy 9 de septiembre de 2011:
Paella valenciana precocinada.
Pimiento asado.
Yogur.
Calentada dos minutos en el microondas por Macarena.

viernes, 2 de septiembre de 2011

He empezado a murmurar.

Antes de nada, os agradezco mucho vuestras visitas a este blog y siento mucho haber dejado de reaccionar a vuestros comentarios y haber dejado de escribir nuevas entradas.

Afortunadamente, estoy físicamente muy bien. Sigo viviendo en vuestro país y está a punto de empezar el sexto año de mi vida en la patria de mi Rafa.

En realidad, mi situación ha cambiado considerablemente después del terremoto de mi tierra. Además, yo misma he cambiado mucho, creo yo, aunque no me perjudicó nada directamente ese desastre. Pero estoy segura de que afectó alguna parte dentro de mí misma.

Después del enorme seísmo del país del sol naciente, no pude compartir mis sentimientos con nadie. Eso me hizo sufrir mucho. Es que no sé por qué, pero me daba un cargo de conciencia terrible, o sea, el hecho de que yo estuviera fuera de mi tierra en el momento del terremoto me causaba un gran dolor de corazón. No es que quiera decir que quería experimentar el terremoto, más bien, aunque lo siento sinceramente por los siniestrados, no podía deshacerme de la idea de que, si hubiera estado en Japón aquel momento, no habría sufrido tanto ni habría estado hecha un mar de lágrimas. Pero sé que mi sufrimiento no es nada comparable a lo de los víctimas.

Bueno, probablemente, como soy japonesa, es normal que me sienta más emocionada que vosotros sobre ese asunto. Posiblemente haya mucha gente del mundo que va olvidando ese desastre. Yo creo que eso es muy natural y normal, y no tengo ninguna intención de quejarme. Solamente quería que vosotros, que sois japonófilos, escucharais mi mente.

Pues, por el hecho de que no puedo escribir entradas como antes, he empezado a murmurar a través de twitter. Es mucho más coloquial que las entradas de este blog, así que espero que mejore mi español oral, que no se me da nada bien. Sí, no he cambiado totalmente. Ya sabéis, en primer lugar, todavía no se me da nada bien hablar español. En segundo lugar, sigue sin gustarme cocinar. En último lugar, Rafa sigue siendo "mi Rafa". Jejeje.
El almuerzo de hoy 2 de septiembre de 2011:
Hamburguesa.
Coca cola.
Patata frita con catsup.
Comprado en una cadena de hamburguesería por Macarena.