domingo, 28 de febrero de 2010

El bar me atormenta

Como escribí el otro día, todavía me siento muy nerviosa cuando pido un bocadillo en un bar. La verdad es que tengo más preocupaciones sobre el bar, así que hoy voy a confesaros algunas de ellas.

En primer lugar, tengo dudas de si tengo que pedir algo en la barra o si el camarero se acercará a la mesa donde me siento para tomarme nota de mi pedido, es decir, la comanda. Es que según mi experiencia, es difícil reconocer si el bar es autoservicio o no.

En segundo lugar, en caso de que pida algo en la barra y después me siente en una mesa, tengo dudas de cuándo tengo que pagar la cuenta. ¿Cuando lo pido o después de tomarlo? Es que en muchos bares no hay nota de la cuenta y tampoco lo apuntan en la barra.

En tercer lugar, en caso de que pida algo en la barra y después me siente a la mesa, no sé qué hacer después de tomarlo. ¿Tengo que devolver a la barra el plato y el vaso que he utilizado o puedo dejarlo todo en la mesa? Y si el bar es autoservicio... ¿Hasta qué acción estoy obligada a hacer en un autoservicio?

En cuarto lugar, me pregunto cómo puedo saber las bebidas que nos pueden ofrecer si no hay carta. Desde mi punto de vista, casi en ningún bar aparecen las bebidas en la carta. Entonces, para mí eso es muy misterioso, porque sin saber qué hay, la gente pide lo que quiere. Pero para pedir algo, es necesario saber qué hay. ¿No?

Es que es muy frustrante que te digan cada dos por tres que no les queda o que de eso no tienen. Por ejemplo, si pido té verde y me dicen que no lo trabajan, pido té rojo y al decirme que no lo conocen me ofrecen té "normal", manzanilla o un poleo menta. Ya me habría ahorrado las dos preguntas y él las dos negativas. Vale, entonces pido una "Pepsi". Lo siento, sólo trabajamos la "Cocacola". ¿Entonces tomo lo que quiero o lo que hay?

Así que a mí no me gusta entrar sola en el bar por estas razones, es que me da pánico. Sí, yo soy muy tímida. Como no hay carta que muestre las bebidas, siempre pido "un café con leche" o "una cerveza", porque son las únicas bebidas que yo conozoco que es seguro que hay en cualquier bar, por modesto que sea.

Creo que el típico bar español no es tan amable para los extranjeros. Es que no hay carta, y si no hablas nada de español es imposible pedir lo que deseas. Además, el sistema es ambiguo. Entonces, entiendo perfectamente que las cafeterías extranjeras, como "Starbucks", estén de moda, y que además siempre estén llenas de extranjeros, porque hay carta con fotos, el precio está muy claro y el sistema de pago es cómodo y lógico. A tres euros ofrecen calidad y servicio sin quebraderos de cabeza y, aunque haya una crisis mundial, siempre tienen clientes de sobra.

A veces voy al bar con mis amigos, y me preguntan: "¿Qué quieres?" Pero yo me pregunto: "¿Qué hay?" Como no quiero molestar a mis amigos, siempre contesto lo mismo, si es temprano me pido un café con leche y si es más tarde, una cerveza. Aunque siempre me apetece la cerveza.

¿Cómo aprenden los españoles la manera de usar el bar? ¿Lo aprenden en la escuela? ¿O los padres enseñan a sus hijos? ¿Podré ir al bar algún día sin estar tan nerviosa?

Por último, quiero añadir algo que para mí es muy divertido. Generalmente, cuando pido la cuenta al camarero, él me pregunta: "¿Qué has tomado?" Aunque no me gusta cocinar, soy una chica muy sincera, así que le contesto correctamente: "Tres cervezas", por ejemplo. Pero siempre pienso que sería posible mentirle, porque parece que los camareros no anotan lo que pedimos y prefieren memorizarlo todo de cabeza. Es todo un alarde de memoria, vaya que sí.

Este sistema por el que tratan ante todo de no defraudar la confianza de sus clientes es muy generoso. O bien, es muy perezoso. Según se mire. De todos modos, me gusta mucho el bar español. Cuando veo juntos tantos barriles de cerveza mi corazón sonríe. Tengo muchas ganas de llegar a ser una experta del bar cuanto antes. ¿Alguien sabe dónde imparten clases gratis para eso? Es que soy una ama de casa ahorradora.



El almuerzo de hoy 28 de febrero de 2010:
Champiñones asados con aceite de oliva.
Sopa de maíz y WAKAME.
Yogur griego con kiwi.
"YAKISOBA" con gambas, repollo, cebolla, zanahoria, calabacín, champiñón y pimiento verde, con un montón de tiras finas de bonito seco.
Elaborado entre fogones por Macarena.

sábado, 27 de febrero de 2010

El sistema del pago

Ayer almorcé fuera de casa. Fue la segunda vez desde que empecé a escribir el blog. Era muy gozoso para mí no necesitar cocinar, es que no me gusta cocinar. Sin embargo, aunque me gusta comer en un comedor, hay una cosa que me incomoda. Es el sistema de pago de la cuenta. En general, en España pagamos la cuenta en la mesa donde comemos. Así que cuando terminamos de comer, llamamos al camarero y pedimos la cuenta. No sé si es inoportuno o no, pero frecuentemente tengo que esperar mucho tiempo desde que llamo al camarero hasta que salgo del comedor. Generalmente, los camareros están muy ocupados, ellos tienen que atender todo a la vez. Sé que ellos trabajan con todo su esfuerzo, pero no sé si ellos se olvidan fácilmente o no, necesito llamarles varias veces hasta que me traen la nota, y tardo mucho tiempo hasta que ellos reciben mi dinero, además, tengo que esperar más tiempo hasta que recibo el cambio. Para colmo, a veces no es correcto el cambio, entonces tengo que llamar otra vez al camarero y tengo que gastar mi tiempo para explicárselo y solucionarlo todo perfectamente. Así que me siento muy cansada después de comer. Aunque estoy muy satisfecha con la comida, me desilusiono cuando el pago no marcha sobre ruedas. Desde mi punto de vista, no sólo yo, sino que también otros españoles están irritados por la tardanza a la hora de pagar. En el restaurante donde fui ayer, muchos clientes como yo esperaban, a la vez, para hacer el pago de su cuenta. Es una lástima porque se estropea el tiempo disfrutado en la mesa.

Por otro lado, el sistema de pago en Japón es bien diferente. En general, nosotros pagamos la cuenta directamente a las cajeras que están frente a la caja registradora. Al principio recibimos toda la comida que pedimos en nuestra mesa, un poco después el camarero nos trae a nuestra mesa la nota de la consumición, pero siempre la pone bocabajo. Atención, es un detalle muy respetuoso. Así que, tras disfrutar el momento culinario acompañado de un esmerado servicio, vamos a la caja y podemos pagar la cuenta con esa nota, cuando queramos y después de comer. No necesitamos llamar al primer camarero al principio para saber cuánto ha sido el total a pagar, tampoco al segundo para darle el dinero, ni esperar al tercero para que nos traiga el cambio después de darse una vuelta. Como hemos sido atendidos por diferentes personas, muy de vez en cuando, al final tienen que corregir alguna equivocación.

Creo que yo estoy acostumbrada al sistema de mi país, por eso me parece incómodo el peculiar proceso de aquí. Pero ese sistema debe tener alguna conveniencia, aunque todavía no me he dado cuenta, porque si no, no hay sentido para seguirlo. ¿No os parece?

Sea como sea, no está mal aguantar tal incomodidad para no cocinar en casa.



El almuerzo de hoy 27 de febrero de 2010:
Aperitivo de tomate.
Patata cocida en dulce con un toque de algas y sésamo.
Brócoli y gambas con salsa mayonesa, mostaza y yogur con un toque de pimienta negra.
"ONIGUIRI" de arroz con verduras.
Elaborado entre fogones por Macarena.

viernes, 26 de febrero de 2010

Lo que no se vende

La sopa de sobre es sorprendentemente popular en Japón y aquí en España también tiene mucho éxito. Se vende en cualquier supermercado. Cuando vivía en Japón, la utilizaba frecuentemente para el desayuno. Cuando desayunaba tomaba juntos una tostada y este tipo de sopa. Es de fácil preparación, sólo se vierte el agua caliente en el extracto de sopa. Aun a mí, que no me gusta cocinar, no me cuesta ningún trabajo prepararla. Además, no es que sólo sea fácil de prepararse, sino que también tiene buen sabor. En Japón hay muchos tipos de sopas de sobre, así que cuando vivía allí disfrutaba de mucha variedad. Aquí en España, también se venden varios sabores de sopa de sobre, pero el sabor que más me gusta no se vende aquí, o por lo menos nunca lo he visto. Es el sabor a maíz. La sopa de maíz es muy popular en Japón. Creo que no hay ningún japonés al que no le guste esta sopa, nos encanta tanto a los niños como a los adultos. Siempre se vende en el supermercado. Así que es muy extraño que vosotros no hayáis descubierto y probado este sabor.

Además, hay muchos españoles que no conocen la sopa de maíz. Y me he encontrado con algunos españoles que dicen que el maíz es una comida para las bestias. ¡¡¡Qué dices!!! Para mí, las pipas son mucho más apropiadas para los animales que el maíz. Sería una lástima que el maíz fuera sólo para las bestias. Está muy bueno. Quiero que probéis la sopa de maíz. Seguro que os gustará.

Hay otra cosa que no se vende en España, aunque no es comida. Desde que vine aquí, sigo buscando y buscando este artículo cada vez que voy a cualquier tienda, pero todavía no lo he encontrado nunca. Me refiero a la escobilla para el inodoro. Sí, sé que se vende, pero la que yo quiero conseguir tiene el tamaño convencional, pero con la forma de los cepillos de dientes. La que se vende en España, tiene las cerdas de forma redonda. ¿Me entendéis? Es decir, tiene 180 grados. ¿Estáis satisfechos con esa escobilla? A mí me gusta el retrete limpio. Quiero utilizarlo limpio. Entonces no puede satisfacerme esa escobilla porque no puedo tener mil atenciones con el fondo o el borde del váter. Para eso, necesito una escobilla que tenga una forma como la de los cepillos dentales. En Japón, es muy normal una escobilla con ese diseño. Así que cuando vine aquí, me extrañó mucho que no se vendiera.

Hace dos años, cuando volví a mi país, compré una escobilla tal como os digo y me la traje en mi maleta. Ni que decir tiene que cuando mi tía vio que yo metía una escobilla para el váter en mi maleta se sintió súper sorprendida. Mi tía nunca ha visitado España hasta ahora, pero ella tiene dudas sobre el váter de España, por mi culpa. ¿Pero sabéis algo interesante? Según el Feng Shui, hay una relación muy importante entre la suerte económica y el váter. Si queréis ser ricos, tenéis que mantener la limpieza del inodoro. Con esta escobilla, siempre mantengo mi retrete tan limpio como una patena. Así que tengo previsto ser rica, creo que con permiso del Feng Shui, ojalá sea así.

Aunque ya tengo una buena escobilla japonesa, todavía busco una similar en España. Si ves en la sección del cuarto de baño a alguien con pinta de chica oriental mirando de cerca una escobilla y comprobando la parte de las cerdas, piensa que probablemente esa persona sea yo. Soy inconfundible.


La cena de hoy 26 de febrero de 2010:
Ensalada de lechuga, pepino, maíz, surimi y algas "WAKAME".
Surtido de queso viejo y queso tierno de cabra con picos.
Un copa de vino tinto.
Preparada por Macarena.

jueves, 25 de febrero de 2010

El secretismo

Desde que vine a España, me pasan muchas cosas que me turban tal y como antes os contaba. La panadería es una de ellas.

A nosotros los japoneses también nos gusta el pan y hay muchas panaderías en Japón. Aunque nosotros no comemos el pan como vosotros, o sea, que para nosotros el arroz es la comida principal como lo es el pan para vosotros. Así que no comemos el pan con arroz como vosotros coméis la paella, no se vende el pan español en la panadería japonesa y no secamos nuestro plato con el pan. ¿Entonces, generalmente cuándo comemos el pan? Normalmente, comemos el pan a la hora del desayuno, pero nuestro pan es el pan de molde, hacemos la tostada y le untamos la mermelada, la margarina o la miel, etcétera. También comemos el "brioche", el "croissant", el bollo de leche, etc. No es normal el bocadillo como hay en España, en vez del bocadillo, comemos "sandwiches". ¿De verdad que vosotros los llamáis emparedados?

En la panadería, se venden muchos tipos de pan. Por ejemplo, se abre un abanico de posibilidades que va desde el pan de molde, pasando por el pan francés y el pan cocinado, hasta llegar al pan con queso. Se venden también panes que tienen sabor dulce y que se conocen aquí en España como pasteles. Por ejemplo, la napolitana, que está rellena de chocolate o crema, está incluida como un tipo de pan en Japón. Y no se vende en la pastelería.

A mi padre le gusta mucho el pan. Él siempre va jovialmente a la panadería para comprar el pan para su desayuno del fin de semana. Cuando el pan que él quiere está agotado, se decepciona sumamente. El sistema de la panadería en Japón es el autoservicio, es decir, que se preparan la bandeja y la pinza, y el pan se pone en las estanterías, no dentro del escaparate. Podemos elegir lo que queremos y lo ponemos sobre nuestra bandeja y, al final, vamos a ver a la cajera y lo pagamos. Dicho sea de paso, el pan favorito de mi padre es el pan relleno de crema de cacahuete. Siempre compra dos piezas de lo mismo. Y el favorito de mi madre es el pan horneado con la bardana. Le gusta el pan cocinado. A propósito, mi favorito es el pan de melón. Huuuuuum, lo echo de menos.

Volviendo al tema, cada pan muestra su nombre y el precio en la etiqueta que está delante suya. Lo que yo quiero decir es que antes de elegir el pan que quiero comprar, puedo saber el precio. Para mí es super normal e imprescindible, es que si yo tengo sólo diez euros, sólo puedo permitirme comprar algo por el valor máximo de diez euros, así que para no tener ninguna sorpresa en el momento del pago, elijo el pan calculando el precio. Además soy ahorradora, así que siempre quiero considerar el precio.

Sin embargo, lo que me sorprendió en las panaderías de España era que no había ninguna etiqueta marcando precios, además tampoco había etiquetas mostrando el nombre del producto, encima, el pan estaba dentro del escaparate, así que yo misma no podía servirme lo que quería, para colmo también puedo mencionar que por entonces no podía hablar nada de español. ¿Qué ocurría? Tenía que comprar el pan sin saber el coste, o sea, mi corazón estaba palpitando por el miedo al gasto, es que no tenía ni idea del precio. Además, como no se mostraba el nombre del pan, tenía que apuntar con el dedo el pan que deseaba y pedir el número que quería enseñando mis dedos levantados como cuando una niña dice su edad. Es que no podía hablar nada de español.

¿Por qué no hay etiquetas con el nombre y el precio? ¿No os parece inconveniente? Ahora puedo preguntar en español el precio y el nombre, pero cuando compro el pan y los pasteles, no se muestra nada etiquetado, así que ahora también tengo que señalarlo apuntando con mi dedo. Para mí es un sistema muy misterioso. Pero "donde fueres haz como vieres". Tengo que acostumbrarme.

A propósito, me gusta mucho la tostada en España. Sobre todo, la tostada con jamón, tomate y aceite de oliva. Aunque no me gusta cocinar, a veces, hago esa tostada en casa, pero me gusta más comerla en el bar. Sin embargo, tengo siempre la misma duda. He oído pedirla de varias formas, pero ahora no lo tengo nada claro. ¿Cuál es la forma correcta?

"Una tostada con aceite, tomate y jamón".
"Una tostada con aceite, jamón y tomate".
"Una tostada con jamón, tomate y aceite".
"Una tostada con jamón, aceite y tomate".
"Una tostada con tomate, aceite y jamón".
"Una tostada con tomate, jamón y aceite".

Todavía me pongo muy nerviosa en el momento del pedido.




El almuerzo de hoy 25 de febrero de 2010:
Aperitivo de tomate, brócoli y manzana.
Arroz con pollo de "TERIYAKI", huevo dulce, judias verdes y "DEMBU".
Sopa de WAKAME, repollo, maiz y apio.
Elaborado entre fogones por Macarena.

miércoles, 24 de febrero de 2010

La compatibilidad

Hoy me gustaría continuar con el tema de ayer, es decir, que yo bebo mucho sin marearme, la verdad es que por eso tengo otro problema peliagudo. ¿Para qué bebéis vosotros la bebida alcohólica? Yo, al fin y al cabo, la bebo para emborracharme. Quiero emborracharme. Por supuesto, pero no quiero molestar a nadie.

Me entrego en cuerpo y alma a la cerveza. Considerando eso, puedo sentirme libre. Sin embargo, el cuerpo que Dios me dio soporta mucho el alcohol, así que no me permite emborracharme fácilmente. ¿Entonces qué ocurre? Tengo que consumir mucha cantidad de cerveza para cumplir mi objetivo. En mi interior, siempre hay dos partes de mí que están luchando. Una parte es el sentimiento alegre, o sea, que estoy contenta porque me gusta mucho la cerveza, entonces estoy encantada porque bebo mucha cerveza. Pero por otro lado, soy sinceramente ahorradora, atención, no es que sea tacaña. Así que, como ahorradora, me encantaraía que fuera posible emborracharme con poca cantidad de cerveza. Sí, soy ama de casa, y como tengo que comprar los alimentos, a veces, tengo que moderar el gasto en cerveza por la comida. Aunque no me gusta cocinar, sé que comer la comida es más importante que beber cerveza. Soy cervecera, pero no soy alcohólica.

En resumen, mi otro problema dificultoso es el asunto económico. Siempre surgen conflictos entre mi punto de vista como ama de casa ahorradora y mi deseo como cervecera. Las dos son facetas que forman parte de mí misma. Así que quiero que las dos se sientan satisfechas. ¿Entonces, qué hago? ¿Pensáis que "galgo que muchas liebres levanta, ninguna mata"? La verdad es que soy una "genia" del todo. Se me ocurrió una idea muy buena hace un montón de tiempo. Desde que me surgió esa magnífica idea, yo sigo practicándola en casa. Hoy, especialmente, os la voy a confiar. Es muy recomendable para la gente que es ahorradora y cervecera.

Al principio, preparo una lata de cerveza. Tal y como el otro día os comentaba, la lata de cerveza me apoya mucho económicamente. Así que en este momento, ya estoy satisfecha como ama de casa ahorradora. Aunque la lata de cerveza es muy económica, no puedo consumir muchas latas. Es que si consumo muchas latas, no estoy satisfecha al pensarlo como ama de casa ahorradora. Entonces, como cervecera, también tengo que estar satisfecha con una lata de cerveza de 330 ml. ¿Cómo lo hago? De todos modos, la respuesta es que mueva el esqueleto: ¡Baila!

Tengo que bailar, además tengo que sacudir la cabeza. Eso es muy importante. Sacudo la cabeza fuertemente. Luego, puedo sentirme mareada como cuando bebo un montón de cerveza, aunque la cantidad real sea sólo el contenido de una lata. Finalmente, dos partes de mí están satisfechas. Mi solución es tarjeta 4B: Buena, bonita, barata y borracha. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Pero, tened cuidado. Sería conveniente utilizar esta fórmula sólo en casa. Para nada os recomiendo hacerlo en público o incluso cuando estéis con vuestros amigos. Hay una alta probabilidad de perderlos. Tal vez haya peligro de que la gente piense que vosotros estéis locos. A pesar de que esto pasara, no podría asumir tal responsabilidad.


El almuerzo de hoy 24 de febrero de 2010:
Espaguetis a la salsa de nata con champiñones, salchichas, maiz, calabacín, ajo y cebolla.
Ensaladilla de patata con lechuga, tomate, brócoli y chorizo.
Elaborado entre fogones por Macarena.

martes, 23 de febrero de 2010

La resistencia

Sea como sea, me gusta mucho la cerveza. En Japón se nos permite tomar bebidas alcohólicas desde que tenemos veinte años, al igual que el derecho de voto y el tabaco. Por supuesto que está totalmente prohibido doparse, aunque tengas veinte años. Dicho sea de paso, los hombres pueden casarse desde que tienen dieciocho años, por otro lado, las mujeres pueden casarse desde que tienen dieciséis años. Yo sé que en España, desde que tienen dieciocho años pueden tomar cerveza. ¿Verdad? Si yo hubiera nacido en España como una española más, habría empezado una buena relación con la cerveza dos años antes. ¡Oh, qué pena! Pero bueno, para pasarla con ella, voy a tener la vida muy larga, aunque sólo sea por un día más.

Estoy muy agradecida a Dios porque él me dio un cuerpo que admitía el alcohol. Si no hubiera podido tomar alcohol, la mitad de mi vida no habría tenido sentido, bueno, incluso quizá más. Gracias a Dios, gozo de mi vida con la cerveza.

Sin embargo, hay un punto débil. La verdad es que resisto mucho bebiendo. ¿Os parece una ventaja en vez de pareceros un punto débil? Pues yo pienso que es un punto débil.

Bueno, a partir de ahora, creo que entro en mi mundo de fantasías. Me gusta mucho disfrutar el tiempo con la cerveza, además si estoy con un hombre guapo, ya es una situación suprema. Nosotros hablamos mucho sobre las cosas serias o las graciosas, como si el tiempo fuera inacabable. Naturalmente, bebemos más y más, es que la cerveza está muy buena, con un guapo, aún más. A mi derecha, la cerveza, delante de mí, un hombre guapo. ¿Quién no puede embriagarse con esa situación? Yo tomo más y más cerveza. Y él también, es que la cerveza está aún más buena con una guapa enfrente. Bueno, ya es la hora de acabar. Aunque me da pena la despedida, ya somos adultos, no podemos vivir la vida a nuestro antojo. Vamos a volver. Ya es muy tarde. La calle está oscura. Naturalmente él me acompaña hasta enfrente de mi casa llevándome en brazos. Es que se me aflojan las piernas por la borrachera, pero él es un hombre, no se emborracha. Le encuentro digno de mi confianza. Y me enamoro de él... Mis mejillas se enrojecen por la cerveza. Él debe pensar que qué querendona soy yo.

Sin embargo, la realidad no es así. Esa era mi fantasía. ¡Qué bonita es! No obstante, Dios me dio un cuerpo muy resistente a la cerveza, para ser exacta, un cuerpo demasiado resistente. No sólo mis mejillas no se enrojecen, sino que apenas estoy achispada. Generalmente, los hombres con los que he tomado unas cervezas se embriagaron antes que yo, así que siempre tengo que preocuparme por los ajenos, a veces dispongo un taxi, a veces les acompaño hasta la estación.

Dios me creó como una chica a la que no le gusta cocinar y como una chica que tiene un hígado muy resistente a la cerveza. Bueno, estoy muy agradecida a Dios, pero con la característica que tengo, nunca se hará realidad mi mundo de fantasía.





El almuerzo de hoy 23 de febrero de 2010:
"OMURAISU": huevo encima de arroz a la salsa de tomate con salchichas, champiñones y cebolla.
Ensaladilla de patata, maiz, pepino, zanahoria y jamón cocido de pavo.
Sopa con WAKAME, apio, repollo y maiz con una pizca de sésamo.
Plátano con un toque de canela.
Elaborado entre fogones por Macarena.

lunes, 22 de febrero de 2010

La longevidad

Nosotros los japoneses, tenemos fama de tener una larga vida, pero vivimos en el mundo bajando el índice de natalidad. No sé si la larga duración de la vida es gozada o no. Tenemos una gran preocupación por la pensión, igual como ocurre ahora en España. Es imposible no inquietarnos por nuestro futuro.

Por supuesto que yo también me preocupo mucho por mi futuro. No sé si tendré la vida larga o no, además vivo fuera de mi patria. Es bastante difícil ser positiva cuando empiezo a pensar en mi futuro. Necesito algo que me anime. Sí, tengo claro que será la cerveza. ¿No os parece?

Pero hoy he pensado en mi futuro seriamente. Sí, la verdad es que soy muy formal. Por un lado, disfruto de la vida actual, y por otro lado, considero mi futuro. Así que he pensado que si yo viviera cuarenta años más... ¿Cuántas veces tendría que preparar la comida? Yo como 3 veces al día. Un año tiene 365 días. Así que durante un año comemos 1.095 veces. ¡Vaya tela! Entonces, durante cuarenta años, comemos 43.800 veces. ¡No me lo puedo creer! Tranquila, voy a plantearme que no preparo el desayuno, está bien comer galletas. Así que salvo los desayunos, comemos 29.200 veces. ¡Qué pasa! Todavía son demasiadas veces. Bueno, voy a aprovechar las sobras del almuerzo para la cena. Así que sólo preparo el almuerzo. Entonces esto hace un total de 14.600 veces. Vale, bueno, voy a aguantarlo. Es que, por lo menos, es necesario. Pero me he desilusionado porque tengo que cocinar todavía nada menos que... ¡14.600 veces! ¡Dios mío! No me gusta cocinar. Y quizá en el futuro tampoco. Pero es que, aunque no quiera, tengo que seguir preparando la comida 14.600 veces más hasta el final de mi vida. ¡Me vuelvo loca! Que alguien me ayude...

Pero como soy japonesa, no puedo olvidar que nosotros los japoneses tenemos la expectativa de vida más larga del mundo. Tengo que pensar por si acaso. Si viviera cincuenta años más, tendría que cocinar 18.250 veces más para el almuerzo. Si viviera sesenta años más, tendría que cocinar 21.900 veces más. ¡Caramba! Un momento, hay un año bisiesto cada cuatro años, así que en total son... ¡Por Dios! No quiero ni pensarlo, me pasaré toda la vida cocinando.

Así que no sólo me preocupo por la pensión, sino también por el número de veces que hay que cocinar, no paro de temblar de miedo. Deseo de todo corazón que, en el futuro cercano, se invente un robot cocinero muy económico que decida, prepare y sirva en la mesa todo lo que hay que comer.



El almuerzo de hoy de 22 de febrero de 2010:
Aperitivo de queso viejo.
Sopa de verduras al curry.
Ensaladilla de patata, zanahoria, maiz, pepino, jamón cocido de pavo y tomate natural.
Rebanadas de pan de pueblo con salsa de tomate, atún, aceite de oliva virgen extra y especias.
Elaborado entre fogones por Macarena.

domingo, 21 de febrero de 2010

De un tirón

En Japón, en general, bebemos cerveza en jarras que van desde los 350 ml hasta los 500 ml. Es muy refrescante beberse una cerveza de un trago en estas jarras. Claro que nadie lo niega en verano, pero a mí me gusta incluso en invierno. Cuando estamos en invierno, no puede compararse con nada del mundo el placer de beberse una cerveza de un tirón y en una gran jarra mientras se come "ODEN" caliente. El "ODEN" es el cocido japonés y está compuesto por varios tipos de fritura, pasta de pescado, nabo, huevo, etc. Aunque a mí no me gusta cocinar, no me molesta para nada preparar el "ODEN" como acompañante de la cerveza. Hay muchos admiradores del "SAKE" cuando se come "ODEN", pero yo digo, resueltamente, que soy de una secta de cervezas. Quizá lo tengáis en cuenta. Sí, yo soy cervecera.

Yo aprecio mucho España porque es un país donde podemos tomar cerveza desde la mañana hasta la noche. Sin embargo, tengo una objeción. Es que aquí la copa con la que tomo cerveza es pequeña. Con este tamaño tan reducido, me la bebo en un santiamén. Me parece que es demasiada poca cantidad. Claro que sé que puedo pedir una jarra de cerveza. Pero como soy japonesa, aun sin decir nada, en Japón me ofrecen una jarra, y sin darme cuenta, aquí me olvido de mencionar la palabra "jarra" cuando la pido. Pero aunque pida una jarra de cerveza, tengo un descontento. Normalmente, dondequiera que yo pida una jarra de cerveza, la jarra española es más pequeña que la japonesa. Así que estoy siempre descontenta, no sólo con la cantidad, sino también con la impresión visual. Quiero paladear con cariño la cerveza con la vista, con el gusto, con el olfato, y con el oído cuando se sirve en la jarra, incluso con el tacto cuando pasa por mi garganta. Sí, es importante respetar la cerveza.

Alguien me dijo que en España hace mucho calor, así que la cerveza se calienta pronto, entonces para tomar una buena cerveza, sin que se quede caliente, utilizan una copa chica. Probablemente esa persona tenga razón. Sin embargo, no comprendí nada de nada. ¿Por qué necesita una preocuparse por la temperatura de la cerveza? Eso da risa. Es que a mi cerveza no le da tiempo a calentarse, me la bebo de un tirón, sea en una jarra o no. ¿Cómo que no? Yo no tengo tiempo para preocuparme por la temperatura. Me pido otra cerveza.

De este modo, aunque tengo un pequeña queja, hoy en día también disfruto mucho mi vida con la cerveza en España, por lo menos mientras me lo permita mi hígado.




El almuerzo de hoy 21 de febrero de 2010:
Arroz en blanco.
Sopa de verduras con tomate, cebolla, apio, repollo, pimiento y zanahoria.
Berenjena asada con finas tiras de bonito seco y salsa de soja.
Tortilla japonesa.
Elaborado entre fogones por Macarena.

sábado, 20 de febrero de 2010

El volumen

Aún conservo el recuerdo de que iba con mi madre a la carnicería, a la frutería o a la pescadería cuando era muy niña. Pero ahora tales tiendas van desapareciendo y se compran los artículos de uso diario en el supermercado. Yo también, cuando estaba en Japón, utilizaba el supermercado para hacer la compra.

Cuando vine a España, me parecía refrescante que hubiera muchas tiendas tradicionales, como la carnicería, la frutería o la pescadería. Además, la gente las aprovecha mucho. Como no podía hablar español inmediatamente después de llegar a España, era imposible utilizar tales tiendas, además me daba miedo de comunicarme con los tenderos. Así que iba al supermercado para hacer la compra, es que como ya sabéis, soy ama de casa, por eso tengo que desempeñar mi cargo aunque no pueda hablar español.

Al principio, me desorientaba la sección de verduras en el supermercado. No entendía cómo se compraba. Estaba acostumbrada al supermercado japonés, en el que las verduras se venden por paquetes. Y por poner, como ejemplo el pomelo, se indica el precio por unidad, no por el peso. Es decir, cuatro pomelos cuestan 200 yenes, por ejemplo. Así que elijo cuatro dentro de la montaña. Pero en España, se indica el precio por el peso, se dice que tantos euros por kilo. ¡No entiendo nada cuánto cuesta la cantidad que yo quiero! No puedo entender la relación entre el volumen y el precio. ¿Podréis imaginarlo? Cuando estaba en Japón, estaba acostumbrada a la representación visual, o sea, tenía la memoria visual, pero no sabía cuánto pesaba tal paquete de verduras. Nunca me ha llamado la atención el peso. Siempre compraba las verduras sin atender al peso.

Afortunadamente, en el supermercado, puedo elegir la cantidad que quiero, así que si quiero cuatro tomates, puedo meter en la bolsa de plástico sólo los cuatro que yo quiero. Pero me encontré con un problema en la tienda de frutas. Si comprara verduras en el supermercado, no habría ningún problema, sin embargo, iba agrandándose mi interés en las fruterías que los españoles todavía aprovechan mucho. Un día, tenía ganas de aprovechar tal tienda.

Ya podía comunicar lo mínimo en español con la gente. Estaba plenamente segura de mí misma. Era un paso adelante hacia mi nueva vida. Estaba animadísima. La frutería estaba llena de vivos colores. Cuando los veía, estaba completamente contenta. Sin embargo, me quedé atontada cuando la vendedora me preguntó: "¿Hija, cuántos kilos quieres" ¿¿¿Cuántos kilos??? Estaba intentando comprar champiñones.

Eran mucho más grandes que los que se venden en Japón. No imaginaba qué comida cocinaría con unos champiñones gigantes. ¡Oh! No olvidéis que a mí no me gusta nada cocinar. Pero en aquel momento, estaba feliz delante de tan gordos champiñones. Pero no podía comprender cuántos kilos de champiñones serían adecuados para mí. ¿Cuánto volumen tendría un kilo de champiñones? Aunque tenía pánico, sabía que un champiñón pesaba poco. Así que me parecía que un kilo de champiñones sería una montonera. No necesitaría tanto volumen, pero no sabía cuántos kilos tendría un paquete de champiñones de los que compraba siempre en Japón. No tenía ni idea. Además, si no compraba un kilo... ¿a partir de cuántos gramos podría comprar? ¿Sería posible unos 600 gramos? ¿400 gramos?

Cuanto más tiempo pasaba, más pánico tenía. Se me ocurrió una idea, sí, iba a preguntarle. Sin embargo, aún Dios me abandonaba, no me salían las palabras. No sabía cómo se lo preguntaría. Dije: "¿Un kilo cuánto es...? Ella dijo: "Un kilo es un kilo." Tenía razón. No obstante, no fue la respuesta que yo quería. Quería saber cuánto volumen tenía un kilo de champiñones. Es que necesitaba un criterio visual para decidir si lo compraría o no. Pero no conocía la palabra "volumen". Estaba entre la espada y la pared. Aunque intentaba hacerme entender gesticulando, al final abandoné y compré un kilo de champiñones. Estaba totalmente acobardada por la frutera. Eso ni que decir tiene que ahora uso el supermercado con mucho cariño.




El almuerzo de hoy 20 de febrero de 2010:
Salmón salteado al jugo de limón natural.
Pimiento y zanahoria salteados en dulce.
Ensalada de lechuga, pepino, tomate, maiz y pasas.
Arroz en blanco y sopa de MISO de ayer.
Elaborado entre fogones por Macarena.

viernes, 19 de febrero de 2010

Quiero y no puedo

Hay muchas verduras que quiero comer y que no se venden en España, aunque sean de uso corriente en Japón. Cuando preparo la comida, siempre tengo en cuenta que hay que tomar muchos tipos de verduras cada día. Pienso el menú con miras a utilizar cinco verduras diferentes en cada comida. A veces, puedo utilizar todo lo que había pensado y, a veces, me falta algo, pero creo que mis comidas están nutritivamente bastante equilibradas. Por lo menos, quiero creerlo así.

Cuando vine a España, me emocionó ver el precio de las frutas y verduras, son muchos más baratas que en Japón, aunque no puedo decir lo mismo de otros alimentos. Así que cuando empecé a vivir aquí, casi todas las veces comía un montón de lechuga, como si fuera un insecto, es que sentía que la lechuga era muy barata. Además, para mí que no me gusta cocinar, es un alimento muy conveniente para prepararlo. Claro que sólo necesito lavarla y cortarla, ya está.

No está bien que siempre coma sólo lechuga, ahora cuando cocino aprovecho otras verduras. Pero como ya hace más de un año que no visito mi país, hay varias verduras que echo de menos. Todavía no las he encontrado en España, no sé si las habrá o no. Si las conocéis me gustaría que me dierais alguna información para saber dónde se venden.

Una de ellas es la bardana. Es una raíz de verdura alargada y dura. Por fuera es de color marrón y crece dentro de la tierra, pero por dentro es blanca. La comemos salteándola con zanahoria, o cociéndola con otras verduras. Está muy bien para la regulación de la función intestinal por su fibra dietética.

Otra verdura es el ñame. Yo como el ñame crudo con arroz en blanco, bien rallado usando el rallador o bien cortado utilizando el cuchillo. El ñame tiene adherencia y es viscoso. Me gusta comerlo con SASHIMI de atún.

Otra verdura es el quingombó que es verde y pequeño, también tiene adherencia. He oído que lo hay en Portugal, pero no sé si lo hay en España. Lo como escaldándolo un poco. Y me gusta comerlo con NATTO.

El rizoma de loto es amarillento y su interior es cavernoso, pero su aspecto exterior recuerda mucho al nabo. Lo cuezo con salsa de soja.

La colocasia se vende en bolas. Me gusta ligeramente dulce, así que la cocino utilizando un poco de azúcar y salsa de soja.

Tanto el rizoma de loto como la colocasia se venden en el supermercado chino, aunque siempre están congelados y expuestos en las cámaras frigoríficas. Afortunadamente, a veces las utilizo para preparar mis platos.

Puedo vivir sin estas verduras sin ningún problema, pero lo que no puedo conseguir tiene mucho encanto. Igual pasa con la comida que con las personas.



El almuerzo de hoy 19 de febrero de 2010:
Arroz en blanco y sopa de MISO con zanahoria, cebolla y WAKAME.
Aperitivo de tomate con pepino.
Puré de patatas con butifarra y col cocida con un toque de nuez moscada y pimienta.
Elaborado entre fogones por Macarena.

jueves, 18 de febrero de 2010

La diferencia de niveles

Por suerte, hay seguidores de mi blog desde que empecé a escribir para mejorar mi español. Algunos abonados también son conocidos míos en el mundo real. El otro día, hablé por teléfono con un conocido mío que es uno de mis fieles seguidores. Él hablaba muy bien de mi blog y me animaba a continuar porque le ha encantado. No miento para nada, es verdad. Aunque tengo derecho a escribir de lo que yo quiera en mi blog, bueno, le estoy muy agradecida. Además, él colmó de alabanzas el español de mi blog. Dijo que era perfecto. Inmediatamente me sentí petrificada. Luego, ni que decir tiene que me recorrió una sudoración fría y pensé: "Ya no puedo volver a verlo..." Mientras hablábamos por telefono, la única palabra que pronuncié fue "gracias", aunque no fue sólo una vez, sino que la repetí varias veces porque, aunque lo intentaba, no me salían las palabras en la conversación.

Es decir, mi capacidad de expresión oral en español es terriblemente ínfima. Eso es un asunto de gran importancia que me impacienta porque ya me he llevado tres años viviendo en España. Para no causar un malentendido, quiero dejar claro que yo misma escribo mi blog, es verdad. Sin embargo, para escribir, puedo invertir bastante tiempo, además, puedo escribir con ayuda de mi fantástico diccionario electrónico. Tengo trato con mi diccionario desde hace tres años. Siempre estamos juntos cuandoquiera y dondequiera. Aquí donde vosotros me veis, soy muy preocupadiza, así que no puedo salir a la calle sin que él me acompañe. Él es el único que me permite traducir entre el japonés y el español. A mi alrededor solamente hay personas que no hablan japonés, pero aún en esa situación, él es el único que me traduce en japonés. ¡Gracias por estar siempre conmigo! Cuando lloré porque no podía expresar lo que quería decir en español, tú entendiste lo que yo quería decir. Cuando no entendí lo que mi médico me dijo, tú me lo enseñaste en japonés cariñosamente. Si no hubieras estado tú, hoy no habría sido como soy ahora.

Veo que me he desviado un poco del tema. Desde que empecé a escribir este blog, me preocupo mucho por la diferencia entre mis niveles de expresión oral y expresión escrita. Supongo que la capacidad oral no está proporcionada con la escrita, por lo menos en mi caso, o quizá sólo sea yo. De todos modos, me preocupa mucho que mis lectores esperen que mi nivel de español sea bastante bueno, y si hubiera alguna ocasión en la que pudiera ver a dicha gente y presenciaran mi español oral, ellos pensarían que yo tengo un negro a mi servicio. Entendiendo como negro a la persona anónima que hace todo mi trabajo de forma secreta y a cambio de una compensación económica. No es el caso.

Si yo llegara a ser una de las reinas de la blogosfera, y si un montón de periodistas de periódicos y revistas quisieran hacerme una entrevista, me pregunto si yo podría atenderles perfectamente en mi español. Sí, yo soy muy aprensiva, por eso siempre me preocupo mucho por el asunto quimérico, por si acaso. No digáis que pula mi español si tengo tiempo para la fantasía. La fantasía es gratis, además, me hace feliz. Como soy ahorradora, estoy encantada de disfrutar de algo más que también es gratis. Aunque no me gusta cocinar, me encanta fantasear.




El almuerzo de hoy 18 de febrero de 2010:
Aperitivo de tomate con un tiro de GOMASHIO.
Un plato de arroz en blanco y verduras salteadas y espesadas con zanahoria, cebolla, repollo, pimiento, champiñón, apio y salchichas.
Plátano cortado con un tiro de canela en polvo.
Elaborado entre fogones por Macarena.

miércoles, 17 de febrero de 2010

El contrario

La verdad es que todavía me equivoco en muchas ocasiones con el "" y con el "no" cuando contesto algo. Quiero decir " " pero digo "no", o bien, quiero decir "no" pero digo "". Probablemente vosotros penséis que Macarena está loca. Pero este fenómeno no sólo me ocurre a mí, sino que la mayoría de los japoneses deben experimentarlo, yo creo. Eso procede de la diferencia idiomática entre el idioma español y el japonés. Sobre todo, eso ocurre cuando me preguntan algo con la forma negativa.

Voy a explicároslo mediante un ejemplo. Yo ya he visto la película "Avatar". Alguien me pregunta: "¿Todavía no has visto Avatar?" Yo ya la he visto, así que tengo que contestarle con un "". Pero en este caso, si contestara en japonés, tendría que contestarle con un "no". ¿Podríais entenderlo?

Voy a daros otro ejemplo. Alguien me pregunta: "¿No puedes venir el martes?" Si yo puedo venir el martes, en español, tengo que contestar "", y si no puedo venir el martes, en español, tengo que contestar "no". ¿Verdad? Pero según la forma de contestar en japonés, si yo puedo venir el martes, digo "no" en japonés, y si no puedo venir el martes, digo "" en japonés. Es decir, en japonés, "" significa que la totalidad de esa frase es correcta y "no" es para expresar lo contrario.

Por otro lado, en español, la respuesta depende de los verbos, o sea, si se niega el verbo, la respuesta española debe ser "no", y si no se niega el verbo, la respuesta española debe ser "". ¿Verdad?

Me alegraría que lo entendiérais. Entonces, aunque hablo en español cuando contesto una pregunta negativa, todavía mi cabeza se rige por la forma de pensar en japonés, así que de vez en cuando contesto lo contrario de lo que es mi intención. Creo que hay muchos españoles que han tenido esa experiencia con japoneses. Siento mucho confundiros, pero para nada tenemos ninguna mala intención, no penséis mal.

Como ya llevo tres años viviendo aquí, actualmente puedo contestar correctamente. Aunque aún no llegue a gustarme cocinar, creo que voy dominando el español poquito a poquito, ojalá sea así. Sin embargo, contra mi voluntad, he adquirido una técnica peculiar.

Lo que quiero decir es que mi boca puede reaccionar a la forma española a la vez que mi cuerpo reacciona a la forma japonesa. Es decir, yo puedo cabecear de arriba a abajo contestando con la palabra "no", y también, puedo ladear la cabeza de derecha a izquierda contestando con la palabra "".

El gesto de afirmación y negación es lo mismo para Japón y España. Así que normalmente, cuando afirmo, cabeceo de arriba a abajo, y cuando niego, ladeo la cabeza de derecha a izquierda. Pero mi gesto ha evolucionado. Se han fusionado los dos idiomas. Eso es súper problemático, de verdad. Aunque yo contesto correctamente en español, la persona con la que hablo se queda de piedra mirando mi cara. Por ejemplo, así:

1) Una persona me pregunta: "¿No puedes venir mañana?" Con la forma negativa.
2) Yo respondo: "No". Cabeceando de arriba a abajo. Eso es un fenómeno mixto.
3) Una persona me pregunta: "¿Puedes venir mañana?" Esta vez me pregunta con la forma afirmativa.
4) Yo contesto: "No". Ladeando la cabeza de derecha a izquierda. La combinación de la palabra y el gesto es 100% correcto en español.
5) Una persona me pregunta: "Vale, ¿no puedes venir mañana, verdad?" Otra vez pregunta con la forma negativa buscando una confirmación.
6) Yo respondo: "No". Cabeceando de arriba a abajo. De nuevo el fenómeno mixto.

Y a esa persona se le queda la cara de piedra... otra vez. Y seguimos la misma conversación hasta que esa persona esté de acuerdo conmigo, aunque yo siga contestando que "no" correctamente.

Quisiera que utilizarais la forma afirmativa cuando preguntarais en español a los japoneses. Es más cómodo y seguro para nosotros, también para vosotros.

Lo que me da tristeza es cuando alguien me pregunta: "¿No quieres más cerveza?", aunque por supuesto que me apetece más, contesto con la forma japonesa y sin querer: "no, no, no". Luego nunca se me acerca la cerveza. Entonces, ya tarde, me doy cuenta de que he cometido un gran error. ¡Necesito estudiar más!



El almuerzo de hoy 17 de febrero de 2010:
Espirales con verduras a la salsa de tomate: berenjena, champiñón, apio, ajo y cebolla.
Cóctel de gambas.
Yogurt griego con fresa al natural.
Elaborado entre fogones por Macarena.

martes, 16 de febrero de 2010

Socorro

Como ayer dije, no estoy satisfecha de vivir sin la comida japonesa, así que lo que mi familia y mis amigas me envían desde Japón es de agradecer. Ellas me envían todas las comidas que no son ilegales y se pueden enviar a España. Creo que los japoneses que viven en España, también los que viven fuera de Japón, conseguirán la colaboración de su familia y sus amigos. Es posible vivir sin comer tal comida especial, pero creo que todo el mundo tiene arraigado el sabor de su tierra natal y lo echa mucho de menos cuando vive fuera de la patria. Además, la comida japonesa es bastante particular para Europa, por eso es difícil conseguirla. Entonces lo que me envían es la comida que no puedo conseguir aquí, tiene sentido, yo creo. Pero para mi sorpresa, aún mi amiga italiana trajo muchos productos de su tierra a España. Lo que pasa es que los que ella trajo eran espaguetis, sal y café. Para mí todo lo que ella trajo se vende en España. Así que me sorprendí mucho y, al mismo tiempo, me he convencido de que el sabor familiar es imprescindible en la vida de cualquier persona.

Hace poco recibí una caja llena de la comida de Japón. Normalmente yo le pido a mi madre lo que quiero que me envíe. Esta vez también le pedí lo que deseaba. En Japón hay muchos tipos de alimentos precocinados o alimentos deshidratados. Es imposible o difícil que me envíen algo crudo o algo líquido por la reciente y estricta reglamentación, por eso le pido frecuentemente alimentos legales. Eso es una gran ayuda para mí, no sólo por las ganas de comer, sino también por lo que supone económicamente. Es que, a veces, casi me caigo de espaldas por el precio escandaloso de tal ingrediente japonés que se vende aquí. Así que yo bautizo a esta caja que me envían desde Japón como "caja de socorro". ¡Gracias por enviármela siempre que yo la necesito y la pido! Lo que me duele siempre es que, normalmente, el contenido de la caja es más barato que los portes del envío. Entonces, cada vez que recibo un paquete de socorro, me juro que voy a utilizar cuidadosamente esta comida que recibo, no la malgastaré, la aprovecharé todo lo posible. No obstante, a veces, trato las comidas tan cuicadosamente que se me pasa la fecha de caducidad. Lo siento, madre. Tu hija es una chica muy buena que trató la comida con cuidado, aunque no le guste cocinar, pero a veces la trató con demasiado cuidado. Sea como sea, lo consumo todo finalmente. Todavía vivo, así que parece que no hubo problemas hasta hoy.




El almuerzo de hoy 16 de febrero de 2010:
Filete de atún salteado con aceite a las finas hierbas y a la salsa de vinagre balsámico con tomate y brócoli.
Ensaladilla de nabo y atún con finas tiras de bonito seco.
Sopa de MISO con berenjena.
Arroz en blanco.
Elaborado entre fogones por Macarena.