martes, 31 de agosto de 2010

Una japonesa chocó contra la cultura japonesa en Japón (10)

Justo después de llegar a Japón fui al ayuntamiento para hacer mi empadronamiento. Y en ese organismo oficial nos ofrecían paquetes de pañuelos de papel en lugar de los caramelos que acostumbran a ofrecernos en los bancos de España. Aunque haya crisis en Japón, todavía hay muchos sitios donde nos ofrecen paquetes de pañuelos de papel.

Como antes os decía, el pañuelo de papel español es un poco duro para mí, sobre todo, para mi nariz fabricada en Japón. Así que cuando lo utilizo, siempre lo separo en dos hojas, pero todavía el pañuelo tiene bastante solidez.

Así que felizmente conseguí unos paquetes de pañuelos de papel en el ayuntamiento. Estaba muy contenta porque, durante la estancia en Japón, podía aprovechar unos pañuelos de papel muy suaves y blandos.

Pero llegado el momento de utilizarlos, tenía una sensación extraña. Sentía algo de desconfianza, o sea, sentía que los pañuelos de papel eran demasiado suaves para mi nariz. ¡Qué pasa!

Estaba totalmente satisfecha de la suavidad del pañuelo de papel y me gustaba mucho esa suavidad, además esa suavidad la echaba de menos en España. Sin embargo, esta vez, el pañuelo de papel japonés era tan suave que sentía zozobra cada vez que lo utilicé.

Para colmo, los pañuelos de papel de la caja de cartón eran tan suaves y finos que sin darme cuenta saqué dos pañuelos seguidos. Si pasara durante la época de alergias en Japón, consumiría los pañuelos al doble de velocidad que en España.

Parece que mi nariz también se va españolizando poco a poco.



El almuerzo de hoy 31 de agosto de 2010:
Gazpacho casero.
Espaguetis con carne picada de ternera, zanahoria, pimiento verde, tomate, ajo y cebolla con un toque de queso rallado.
Ensaladilla de patatas alioli, pepino, judias verdes con un toque de sésamo.
Uva blanca al natural.
Elaborado entre fogones por Macarena.

lunes, 30 de agosto de 2010

Una japonesa chocó contra la cultura japonesa en Japón (9)

Antes era totalmente normal para mí, pero esta vez cuando volví a Japón, había algo que me ruborizaba. Me refiero a la cortesía de los dependientes de las tiendas cuando atienden a los clientes. Es que nos trataban tan bien que incluso sentía un poco de vergüenza.

Cada vez que entraba en un supermercado, una dependienta del punto de información me decía "Irasshaimase" inclinando su cuerpo cuidadosamente para darme la bienvenida y yo, en señal de respeto, también le devolvía la reverencia. Cuando pagué mi cuenta, el dependiente de caja me decía "Irasshaimase" inclinando su cuerpo cuidadosamente y, después de pagar mi cuenta, me decía "Arigatougozaimashita. Mata okoshi kudasaimase" inclinando su cuerpo otra vez. Mi respuesta natural era volver a inclinar mi cuerpo contagiado por el gesto de respeto.

Esta situación no sólo me ocurría en el supermercado, sino que también se repetía en el comedor, la farmacia, la tienda de ropa y, bueno, en todos los sitios que yo visité.

Cuando vivo en España, echo de menos esa cortesía de los dependientes japoneses. No sirve para nada compararla con las maneras de España, pero la echaba de menos. Al empezar a vivir aquí, cada vez que iba de compras, me chocaba mucho la actitud brusca de los vendedores.

Pero el tiempo lo soluciona todo. Ahora pocas veces me choca y no tan fuerte como antes, así que puedo vivir en paz con tan sólo recordar las palabras mágicas: "Aquí es España".

Sin embargo, durante la estancia de esta vez en Japón, sentía vergüenza por la actitud súper considerada de la gente que atiende al público en mi país. Es que ya estaba acostumbrada a envalentonarme cuando iba de compras en España para no perder contra nadie que se portara rudamente conmigo. Bueno, la compra no es una lucha, pero la compra en España me hace sentir así. En Japón, no necesitaba envalentonarme en el supermercado, ni en cualquier sitio. Para mí era un paraíso.

Pero desde el punto de vista de los extranjeros que no conocen bien Japón, ni a los japoneses, probablemente haya una posibilidad de que alguien lo interprete como hipocresía. Es que la cortesía de los dependientes de Japón es demasiado perfecta.




El almuerzo de hoy 30 de agosto de 2010:
Gazpacho casero.
Arroz con curry, carne picada de ternera, cebolla, zanahoria, calabacín, berenjena y garbanzos.
Uvas blancas al natural.
Gelatina de limón.
Bizcocho casero de plátano para la merienda.
Elaborado entre fogones por Macarena.

domingo, 29 de agosto de 2010

Una japonesa chocó contra la cultura japonesa en Japón (8)

Lo que más me hizo gritar de sorpresa durante esta estancia en mi tierra fue la tenencia de móvil de mi sobrina de once años.

Cuando yo era una niña de la edad de mi sobrina, la tenencia de un móvil todavía no era tan corriente como ahora, por supuesto que los niños no lo tenían. Aunque esta época vaya evolucionando a alta velocidad, no podía llegar a la conclusión de si está bien o no, y si es necesario o no que los niños tengan su propio móvil.

Parece que mi hermana le regaló un móvil a mi sobrina por razones de seguridad. Yo no puedo decir nada sobre eso, creo que Japón va cambiando poco a poco durante mi ausencia y cada pareja de padres tiene su propia opinión en cuanto a sus hijos y bajo sus circunstancias familiares. Sin embargo, eso me sorprendió muchísimo.

En cambio, el móvil que yo uso en España es súper sencillo, es tan simple que pensaba que ya no se podría comprar ese tipo de móvil en Japón. Los móviles en Japón ya son demasiado sofisticados para mí.

Como no conocía nada de español cuando compré mi móvil, elegí uno con el que fuera posible hacer y recibir llamadas y enviar mensajes de texto SMS. Por consiguiente, el diseño es súper simple. Mi móvil en España ha dado un paso atrás si lo comparo con el móvil avanzado que tenía en Japón, el cambio se nota bastante. Sin embargo, el modelo que tengo trabaja suficientemente bien para mi vida actual.

Mirando que mi sobrina estaba manejando tan fácilmente su móvil de alta tecnología, llegaron a embargarme sentimientos contradictorios.




El almuerzo de hoy 29 de agosto de 2010:
Arroz con atún, zanahoria y setas.
Medallón de melruza a la plancha, judias verdes cocidas, pepino y jamón serrano.
Gazpacho casero.
Tortilla japonesa.
Manzana al natural y plátano con un toque de canela.
Elaborado entre fogones por Macarena.

sábado, 28 de agosto de 2010

Una japonesa chocó contra la cultura japonesa en Japón (7)

A mí no me parecen especialmente baratos los precios en España cuando los comparo con los precios en Japón. Si hablo de cada producto detalladamente, por supuesto que hay muchos productos que son mucho más baratos que en Japón y hay algunos a los que les pasa al revés. Pero según mi experiencia de cuatro años, no siento que los precios sean tan bajos como esperaba. Bueno, será porque soy demasiado ahorradora.

Sin embargo, me parece que la fruta es muy barata en España. Aunque originalmente no tenía la costumbre de comer frutas con frecuencia, desde que vine a España, por el precio llego a comer frutas más frecuentemente que en Japón. Además, las frutas se comen fácilmente, o sea, basta con pelar la piel con un cuchillo o incluso sólo con lavarlas, son muy convenientes para mí porque puedo alimentarme sin cocinar, es que no me gusta cocinar.

Durante esta estancia en Japón, iba muchas veces al supermercado. El supermercado que aprovechaba era muy grande y tenía mucha variedad de productos. Y los precios que nos ofrecía eran bastante económicos gracias al esfuerzo del supermercado. Sin embargo, me sorprendieron los precios de las frutas. Costaban un riñón, bueno, lo digo desde mi punto de vista.

Bueno, ahora vuelvo a estar en España y me siento obligada a comer muchas frutas aquí.



El almuerzo de hoy 28 de agosto de 2010:
Gazpacho casero.
Tortelini de espinacas.
Carne de cerdo a la plancha con salsa de jengibre y puré de patatas.
Racimo de uvas blancas al natural.
Elaborado entre fogones por Macarena.

viernes, 27 de agosto de 2010

Una japonesa chocó contra la cultura japonesa en Japón (6)

España tiene un horario muy original para las comidas. Así que cuando empecé a vivir aquí, me costaba mucho trabajo acostumbrarme a la hora del desayuno, del almuerzo, de la merienda y de la cena. Pero los otros horarios, por ejemplo, el horario de las clases y el horario comercial de las tiendas, también corresponden al ritmo español, así que naturalmente puedo acostumbrarme a las nuevas horas de comer. Esa incomodidad la soluciona el paso del tiempo.

Cuando volví a Japón, tenía que seguir un horario diferente al de la comida de España. La hora del desayuno depende de la hora de levantarse, pero las otras dos horas, o sea, la hora del almuerzo y la hora de la cena se adelantan bastante. Durante la estancia en mi país, normalmente almorzaba sobre las doce del mediodía y cenaba sobre las siete de la tarde.

En España, yo me había quejado bastante de la hora de la cena, es que me parecía demasiado tarde para comer algo, es decir, después de cenar, ya era hora de acostarme. Mientras no estaba acostumbarada a la cena española, no tenía idea de qué comida sería mejor para cenar porque, además de que no me gusta cocinar, no tenía la costumbre de cenar tan tarde. Me costaba mucho trabajo seguir mi propia manera, pero lo conseguía.

Por el contrario, en Japón, la hora de la cena se adelantaba mucho. Como no almorzaba tanto como en España, debería haber tenido hambre sobre las siete de la tarde, pero cada vez que mi madre me avisaba de que ya era la hora de la cena, siempre exclamaba lo mismo que seguí gritando durante la primera semana: "¿Yaaa?"

Además, el volumen de la cena me sorprendió muchísimo. Bueno, creo que mi madre siempre cocinaba algo más de lo que tenía por costumbre durante el tiempo de mi estancia en Japón. Pero aparte de eso, la cena japonesa era abundante y variada. Cada noche mi estómago estaba bastante lleno, pero como quedaba bastante tiempo hasta la hora de acostarme, no me sentía mal.

Y ahora, tengo que volver a retrasar las horas de las comidas. Mi almuerzo ya ha recuperado bastante la hora española, pero mi cena todavía está desorientada. No sé qué debería cenar tan tarde. Menos mal que no me gusta cocinar, es que si me gustara cocinar prepararía la cena tan grande como la de Japón.



El almuerzo de hoy 27 de agosto de 2010:
Plato combinado de salchichas, patatas fritas, pimiento frito y huevo frito.
Ensalada de lechuga, zanahoria, pasas y tomate.
ONIGUIRI de OKAKA.
Plátano con un toque de canela.
Elaborado entre fogones por Macarena.

jueves, 26 de agosto de 2010

Una japonesa chocó contra la cultura japonesa en Japón (5)

He vivido en la casa de mis padres durante esta estancia en mi país. Y como no me gusta cocinar, mi madre se ha ocupado de la cocina, aunque lo divertido es que a mi madre tampoco le gusta cocinar.

Así que sin cocinar nada, estuve disfrutando de la comida de mi madre, también de la que ella compraba precocinada en el supermercado y, además, algunas veces disfruté de comer fuera en comedores o restaurantes de corte familiar.

En cuanto a los sitios para comer fuera, desde mi punto de vista, Japón está más diversificado y es más abundante que España, tanto por la variedad como por la cantidad. Por ejemplo, en España hay muchos bares, pero en Japón hay muchos tipos de comedores como los "Familiy Restaurant", "Izakaya", o bien, los comedores de "Soba", "Ramen", "Gyudon", etcétera.

Aunque estos comedores son muy populares en Japón, no los encuentro en España. No son tan caros como un restaurante lujoso y podemos aprovecharlos de manera informal, es decir, sin reservar mesa por anticipado y vistiendo ropa normal. Así que cuando estaba en Japón, me gustó tanto comer fuera como comer la comida casera.

Sin embargo, ya creo que me he españolizado bastante. A la hora de pagar la cuenta, estuve a punto de llamar a los camareros para que vinieran a cobrarme a la mesa donde comía. Lo que pasa es que en Japón, normalmente, pagamos la cuenta en un sitio cerca de la salida donde está la caja registradora y la cajera hace los cobros.

Normalmente, cuando la camarera termina de traernos la comida que hemos pedido, nos deja la nota de la cuenta sobre la mesa. La nota siempre se coloca boca abajo o en algo que imita un junco de bambú, de manera que tampoco puede ser leída. Así que cuando se termina de comer, el cliente se levanta y lleva la nota consigo hasta la caja registradora.

Como sabéis, en el restaurante de España, normalmente llamamos al camarero a nuestra mesa cuando queremos pagar la cuenta. Yo no como mucho fuera de casa en España, pero parecía que ya estaba acostumbrada a pagar a la manera española.

Mientras yo estaba buscando un camarero y permanecía sentada a la mesa, mi amiga se levantó con la nota y fue a la caja registradora. Al principio no entendía lo que hacía mi amiga, pero un segundo después comprendí que estaba en Japón.

Comí fuera varias veces, pero no sé por qué razón todas las veces intentaba llamar al camarero para que viniera a cobrar. ¿Será que me estoy españolizando?



El almuerzo de hoy 26 de agosto de 2010:
Tortilla de atún.
Cocido dulce de patatas, zanahoria, cebolla y salchichas.
Ensalada de lechuga, pepino, pasas, tomate y jamón serrano.
Arroz en blanco con UMEBOSHI.
Elaborado entre fogones por Macarena.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Una japonesa chocó contra la cultura japonesa en Japón (4)

Lo que os voy a contar no sé si puede definirse como un choque cultural o no, pero éste es uno de los cambios que he experimentado en mi misma.

Durante la reciente estancia en mi tierra he comprobado que lo que más me ha excitado ha sido la tienda de cien yenes. En pocas palabras, la tienda de cien yenes es la tienda donde se venden los productos que cuestan cien yenes, pero para ser exacta, lo que se paga por cada artículo son ciento cinco yenes con impuestos incluidos.

Siempre me ha gustado la tienda de cien yenes, ahora y antes también. Pero en esta reciente visita, me excité tanto como si fuera una niña que va a esa tienda por primera vez.

Hay un montón de compañías que dirigen ese tipo de tienda, pero el establecimiento que más me excitó fue una tienda que estaba cerca de la casa de mis padres. Cuando fui allí con mis padres, me sentí tan excitada que mis padres se quedaron con la boca abierta.

Como llevaba toda la vida viviendo en Japón, conozco bien la historia de cómo se ha desarrollado la tienda de cien yenes. Quiero decir que, al principio, se vendían los productos que valían cien yenes y la calidad no era muy buena. Sin embargo, de año en año han mejorado tanto que llegan a venderse productos de buena calidad, además, nos ofrecen mucha variedad. Pero el precio se mantiene en sólo cien yenes. Y la relación de precio y calidad es óptima. ¿Cómo no iba a excitarme frente a una tienda así? ¿O sólo yo me siento arrebatada?

Antes iba generalmente a ese tipo de tiendas cuando necesitaba algo concreto, no era un sitio donde me sintiera sorprendida, sino que para mí era un sitio normal y corriente. Pero esta vez, la tienda me parecía como si fuera un mundo de fantasía todo lleno de sorpresas y novedades.

Mis padres llegaron a sentirse irritados cuando me escuchaban lanzar exclamaciones del tipo: "¡Qué barato! ¡Qué bonito! ¡Qué increíble! ¡Qué especial!" Es que pienso que podría llegar a llevarme una hora entera en la tienda si me detuviera a observar todo lo que me llamaba la atención ante la sorpresa y perplejidad de mis queridos padres.

Reconozco que excitarme con lo que hay en la tienda de cien yenes es un poco vergonzoso como japonesa, pero no pude evitarlo.



El almuerzo de hoy 25 de agosto de 2010:
Aperitivo de tomate al natural y queso fresco con un toque de perejil.
Espaguetis a la salsa pesto.
Ensaladilla de patatas, pepino, zahanoria, jamón cocido de pavo y lechuga.
Cerveza negra belga "Gauloise" bien fría.
Elaborado entre fogones por Macarena.

martes, 24 de agosto de 2010

Estoy encantada de estar en España

Por primera vez, desde que volví de mi tierra a España, he ido esta mañana al bar para tomarme el típico desayuno al estilo español. Me gusta desayunar arroz con NATTO, o sea, el desayuno al estilo japonés, pero cuando vuelvo de Japón, siempre voy un día al bar para desayunar. Bueno, aunque esta ocasión ha sido la segunda vez que volvía de Japón.

He pedido un café con leche y una tostada con jamón serrano, tomate triturado y aceite de oliva. Me ha costado tres euros y me parece que el precio no está mal. Como hace tiempo que no he comido el jamón de España, he disfrutado mucho el desayuno y de verdad que la tostada estaba muy buena.

También cuando tomo el café con leche en un bar español, el sabor del café me recuerda que estoy en España. Generalmente tomo más té que café en mi vida cotidiana, pero el café español me gusta mucho. Sabe bien a café, bueno, es lógico porque he tomado un café, pero comparándolo con el café en Japón, sentí que estaba tomando el café de verdad. Parece que me estoy españolizando mucho. Estaba muy contenta de empezar el día con un buen desayuno.

Y además, he descubierto una cosa que me hacía muy feliz. He desayunado sobre las ocho y media de la mañana y había un hombre en el bar que también era cliente. Con sorpresa he visto que ese señor estaba tomándose una cerveza bien fría a esa hora, o sea, a las ocho y media de la mañana. ¡Qué fantástico! Eso significa que España puede permitirme tomar una cerveza bien fría a las ocho y media. ¡Viva España!

Hoy he hecho un descubrimiento muy positivo. Estoy muy contenta de volver a estar en España.



El almuerzo de hoy 24 de agosto de 2010:
Pasta espiral con carne picada de pavo y espinacas al sabor de tomate.
Ensalada de lechuga, atún y tomate.
Sopa de maíz.
Queso curado de cabra y manzana al natural con pasas.
Elaborado entre fogones por Macarena.

lunes, 23 de agosto de 2010

Una japonesa chocó contra la cultura japonesa en Japón (3)

Yo creo que cuando volví a mi país hace dos años, era más japonesa que ahora. Es que esta vez que he vuelto a mi país, me he dado cuenta de que estaba comportándome como si fuera una persona española.

Hace dos años que yo hice de guía por Tokio para unos españoles. Bueno, aunque llevaba mucho tiempo viviendo en Tokio, en realidad, nunca había hecho turismo como una turista, así que me divertí mucho, quizás más que esa gente. Y de repente, uno de ellos me dijo que no había papeleras por la calle, ni en la estación del metro.

A mí esto no me llamaba mucho la atención, aunque tampoco me molestaba que no hubiera papeleras de uso público. Pensándolo detenidamente, es verdad que no había muchas papeleras de uso público. Esta medida se adoptó por razones de seguridad en el metro. Pero para mí era algo normal llevar mi basura hasta mi casa y tirarla allí, así que pensaba que él estaba diciendo algo extraño.

Sin embargo, durante mi visita a Japón de este año, yo estuve diciéndole a mi prima que no había ninguna papelera a la vista:
-"No hay papelera. ¡No hay papelera! ¿Dónde puedo tirar la basura?"

La verdad es que, donde yo vivo en España, ahora hay muchas papeleras por la calle. Así que puedo tirar la basura en cualquier sitio sin tener que llevarla hasta mi casa. Habitualmente, he aprovechado las papeleras sin prestarles especial atención, así que me parece que ya estaba bastante acostumbrada a utilizarlas por la calle.

Encima, aún pensé que parecía un auténtico milagro mantener la limpieza dentro de un límite aceptable, a pesar de que no hubiera papeleras. ¿O será un milagro que las calles de mi barrio estén sucias aunque haya papeleras?

Al final, encontré un mini supermercado donde había distintas papeleras reunidas. Esta vez me sentí desorientada por la múltiple variedad de papeleras para clasificar los diferentes tipos de basura. No sé por qué, pero me sentía algo melancólica.



El almuerzo de hoy 23 de agosto de 2010:
Ensalada de lechuga, pollo asado y tomate con sésamo y perejil.
Berenjena asada con un toque de bonito seco y salsa de soja.
Huevos cuajados con bardana y un toque de alga "NORI".
Elaborado entre fogones por Macarena.

domingo, 22 de agosto de 2010

Una japonesa chocó contra la cultura japonesa en Japón (2)

Como soy japonesa y llevo toda la vida siendo japonesa, me sorprendí muchísimo de que hubiera algo de Japón que me chocara en mi última visita. Sin embargo, es verdad que me ha ocurrido esto.

En esta ocasión, durante la estancia en mi país, unas veces dudé dónde estaba situado el botón para descargar el agua del váter. Eso me ocurría frecuentemente cuanto viajaba por países extranjeros, pero no me imaginaba que pudiera pasarme lo mismo en los aseos de mi país. Y menos mal que siempre había una explicación en japonés, así que cuando la encontraba lo agradecía mucho porque yo soy japonesa. ¡Cuánta variedad de mecanismos a la hora de tirar de la cisterna en los servicios japoneses!

Pero lo que me sorprendió no es eso. Lo que me desorientó es la altura de la taza de estilo europeo en Japón. Cuando usaba el inodoro sentía que estaba más bajo que antes de mi viaje. Es decir, cuando llegué al aeropuerto de Japón, fui al servicio y cuando intentaba sentarme como siempre, me asusté porque sentí que la taza no estaba donde tenía que estar. Como no tenía ninguna duda sobre la altura de la taza, mi susto fue bastante grande.

Pero no estoy segura de si la altura del váter de estilo europeo en Japón es más baja que la de España. Es que nunca sentí que la taza de España estuviera más alta que la de Japón. Bueno, después de una ausencia de dos años, parece que mi percepción es distinta. Es que en esta última visita no es que lo sintiera sólo una vez, me pasó varias veces utilizando los aseos públicos.

El regreso a mi tierra de este año ha vuelto a despertarme un gran interés por los aseos. Aunque no me gusta cocinar, la comida y los aseos mantienen un vínculo muy fuerte.


El almuerzo de hoy 22 de agosto de 2010:
Arroz en blanco con UMEBOSHI.
Ensalada de lechuga, zanahoria, atún y tomate.
Pollo, pimiento y puerro a la salsa salada japonesa.
Elaborado entre fogones por Macarena.

sábado, 21 de agosto de 2010

Todavía no he recuperado la vida española

Han pasado tres días desde que volví de Japón. No tengo un desfase horario grave, pero hay algunos detalles en España que me sorprendieron a pesar de que no me llamasen mucho la atención antes de este último regreso a mi tierra.

En primer lugar, sentí que la voz de la gente en España era bastante alta cuando conversaban por la calle. Me sorprendió que pudiera entender perfectamente lo que hablaban, aunque estuviera bastante lejos de ellos. Eso no me había llamado mucho la atención antes de volver a mi país. Creo que es porque ya me había acostumbrado.

En segundo lugar, aunque antes había usado el mismo arroz, el arroz en blanco que hice no me sabía tan bueno como el de antes. Como no me gusta cocinar, yo no soy muy exigente en cuanto a la comida. Por supuesto que me gusta comer algo bueno, pero generalmente puedo comer cualquier tipo de comida muy a gusto. Así que debía ser poco sensible al sabor, sobre todo, en cuanto a diferencias muy delicadas. Sin embargo, esta vez, me di cuenta claramente que el arroz en blanco que hice no estaba nada bueno. El arroz que usé era especialmente para la paella, así que creo que no era tan adecuado para el arroz en blanco como el arroz japonés que usamos especialmente para hacer el arroz en blanco. Desde ahora, voy a buscar mejor el arroz para el arroz en blanco.

En tercer lugar, ya he olvidado totalmente la mejor manera de hacer la compra en el supermercado español. Hoy he ido al supermercado por primera vez desde que volví de Japón, y he llenado bastante mi carrito con los artículos. He retirado los productos de la cinta y he sentido otra vez el pánico delante de la cajera a la hora de pagar. No había una pantalla donde leer el total de mi cuenta, había demasiado ruído ambiente y no entendí la cantidad que me decía la chica de la caja registradora. Además, por mi falta de comprensión oral me he sentido muy nerviosa cuando los demás clientes hacían cola detrás de mí y he tardado mucho tiempo en pagar mi cuenta de la compra. La compra diaria es mi tarea más principal. Tengo que recuperar el ritmo que tenía hace casi dos meses.

Bueno, parece que todavía tengo desfase regional.



El almuerzo de hoy 21 de agosto de 2010:
Aperitivo de tomate con aceite de oliva, pimienta blanca, ajo, sal y perejil.
Ensalada de lechuga, zahanoria y pollo asado.
Arroz frito con huevo, pimiento y cebolla.
Elaborado entre fogones por Macarena.