lunes, 26 de abril de 2010

Mucho ruido y pocas nueces

Como ayer os conté, los caracoles me gustan tanto que incluso apuro el caldo a pequeños sorbos. Sin embargo, comerlos me resulta incómodo y me molesta mucho. Es más, me enfada y me irrita.

En primer lugar, parece que ellos no quieren que yo me los coma. Es que por mucho que me esfuerce por liberar sus cuerpos del interior de su prisión, rechazan mi ayuda cuando trato de rescatarlos con un fino mondadientes. Como me rechazan, desgraciadamente, sus cuerpos se cortan por el medio. ¿Por qué me rechazarán tan obstinadamente? Seguro que es más cómodo refugiarse en mi estómago.

En segundo lugar, tardo mucho tiempo en comerme una tapa de caracoles. Si no me rechazaran tan tercamente, tardaría menos tiempo en acabarme el plato. Aunque no me gusta gastar mucho tiempo en cocinar, tampoco me gusta tardar mucho tiempo en acabar mi plato. Pero, claro, todavía necesito dedicar más tiempo para dominar este manjar, creo que necesito más entrenamiento.

En tercer lugar, aunque me cuesta mucho trabajo y me ocupa mucho tiempo poder comerlos, es muy penoso que no me quede satisfecha, es decir, no me siento llena cuando acabo un plato entero de caracoles. Me siento muy triste porque ese es el premio a tantos afanes. ¡Por favor!

En cuarto lugar, me convierte en una persona muy silenciosa, mucho más que de costumbre. Mientras estoy luchando contra los caracoles les dedico toda mi atención y concentración. Lo que yo quiero decir es que, aunque vaya al bar con alguien, no podemos entablar una conversación entre nosotros porque sólo me aplico en mi trabajo, sin decir nada y sin pestañear. Y es que incluso me olvido hasta de beber la cerveza. Y eso es lo que más me irrita. ¡Recórcholis!

Hasta aquí, hay muchos inconvenientes. ¿No os parece? Sin embargo, me los como sin escarmentar. No puedo dejar de comerlos. Es que me gustan un rato largo. Así que cada vez que los como, experimento un sufrimiento por la incomodidad de comerlos junto con un gran placer por saborearlos. ¡Qué contradicción! Al final, mucho ruido y pocas nueces.


El almuerzo de hoy 26 de abril de 2010:
Arroz en blanco con UMEBOSHI.
Un plato de magro adobado a la plancha, huevo frito y patatas fritas.
Ensalada de lechuga, zanahoria, pasas y brécol con aceite de oliva, vinagre balsámico y sal marina.
Elaborado entre fogones por Macarena.

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