domingo, 20 de junio de 2010

La cerveza es mejor que la máquina de la verdad

Hace un mes que vi a esa española por tercera vez. Fue el día que llegué a ser una contestona profesional. Gracias a escribir mi blog todos los días, voy entrenando mucho mi español. Aunque todavía no tengo total confianza en mi español oral, ya no tengo tanto miedo como antes cuando hablo con alguien. Además, ese día, me ayudó mucho mi querida cerveza. Con ella, puedo hablar bien, más bien, puedo llegar a ser intrépida, aunque no sé si está bien o no. Por lo menos, desde mi punto de vista, para hablar español me funciona "bien".

Como yo era la única japonesa, más bien, la única extranjera en aquel sitio donde estuve, como es normal, llamaba mucho la atención de los demás que no venían con nosotros. Lo que me interesaba mucho era que la gente se fraccionaba en dos grupos. Uno era el grupo de personas al que yo le interesaba como una extranjera y que me dirigía la palabra. Otro grupo era el que se mostraba extraño y que no quería acercárseme nunca, más bien, quizás quería evitarme porque yo era una extranjera.

Generalmente, había muchos casos en los que los españoles me dirigían la palabra, pero pocos casos en los que las españolas me dirigían la palabra. Así que a mí me daba la impresión de que los chicos españoles serían más abiertos que las españolas, o bien, probablemente lo eran por mi cara "guapa" en un país limitado a las caras autóctonas. Bueno, esto último es una broma. No os lo toméis en serio.

En esa situación, estaba hablando con unos españoles. Y ella se me acercó y empezó a hablarme. Ya no recuerdo exactamente nuestra conversación, pero me preguntó si yo estaba pasándomelo bien y si estaba disfrutando. Yo le contesté que sí estaba disfrutando mucho.

Todavía entonces, no había imaginado nada de lo que pasaría después, me convertiría en una contestona. Justo antes del encontronazo, empezó una conversación desagradable entre una japonesa y una española. Entonces, ya había tomado bastantes cervezas, así que me hacían muy fuerte mentalmente, no me daba ningún miedo hablar español con desconocidos, además, no le extrañaría a nadie. Gracias a las cervezas, ya no era tímida.

Bueno, en una palabra, tomé demasiadas cervezas. Afortunadamente, no me emborracharía, más bien, me pondría atrevida. Bueno, entonces, demasiado atrevida.

Eso es una cosa que tengo que reflexionar sobre mí misma.

4 comentarios:

  1. Esta historia va por fascículos, me está empezando a recordar a la serie de "campeones" que para cruzar el campo con el balón hacían falta 5 capítulos. Por cierto, ¿tiene que ver que seas una contestona profesional para que ya no contestes a los comentarios de los lectores? ¿es acaso ésa una actitud de contestona aficionada que has dejado atrás?

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  2. Yo creo que tiene muchos lectores y que le cuesta responder a tantas personas, yo lo que echo en falta son los platos que comes cada día.

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  3. Hola buenas noches!!!

    Generalmente las bromas suelen ser más serias de lo que parecen. Mala cosa las cervezas y sus atrevimientos, nos hacen sacar cosas que llevamos dentro que parecen luces y luego se convierten en sombras. ¿Ser contestona profesional tendrá sólo luces o sombras?.
    Ya pienso que estás haciendo un estricto régimen, o se te estropeo la cocina, no se.

    Gracias por leerme.
    Buenas noches!!!

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  4. Hola, Biruvito, Damajessica, Miguel Ángel. Ante todo, lo siento mucho por contestaros tan tarde. Vuestros comentarios me hicieron reír muchísimo. Los he interpretado según mi conveniencia, o sea, me echásteis de menos. ¿Verdad? Jejeje. Bueno, no os lo toméis en serio. La verdad es que os doy las gracias por preocuparos tanto por mí. Desgraciadamente, mi cocina todavía no está rota. Si se hubiera roto totalmente, habría tenido un buen pretexto para no volver a cocinar. Jejeje. Saludos.

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