sábado, 30 de octubre de 2010

Una mirada indiscreta

Como llevo poco más de cuatro años viviendo en este país, ya me he acostumbrado a la mirada indiscreta de los españoles. A mi llegada a España, casi todo el mundo me miraba fijamente y me hacía sentir muy incómoda. Entonces pensé que toda aquella gente sería parte de una banda de ladrones que me miraba como un objetivo fácil.

Pero con el transcurso del tiempo, me da la impresión de que en este país la mirada indiscreta no es considerada tan maleducada como en Japón. Es que la gente que me dirige esa mirada indiscreta en público pertenece a cualquier clase social de españoles, o sea, desde los más pijos hasta los gitanos, desde los niños hasta los padres y desde los adolescentes hasta los viejos. Por supuesto que excluyo la mirada especial que tiene un sentido discriminatorio. Creo que ya puedo distinguir una mirada de la otra.

¿Entonces, cuál es la intención de esa mirada indiscreta? Creo que surge al ver a otra persona que es claramente distinta a ellos. Como yo soy japonesa, pienso que es un comportamiento maleducado, pero éste no es mi país y éstas no son mis costumbres, está claro que los españoles y los japoneses tienen una educación diferente.

A pesar de todo, a veces, hay gente que me llama poderosamente la atención. En ese momento, aunque reconozca la indiscreción de mi mirada, no puedo dejar de mirar lo que me atrae como si quedara atrapada. ¡Ay, qué reacción más maleducada!

Lo que hace que mi mirada sea tan indiscreta es el pelo, me refiero al pelo corporal que tiene un buen número de hombres españoles. Si os doy más detalles, el pelo que atrae mi atención es el grueso pelo negro que sobresale del escote y de las manos masculinas. Cuando veo que el pelo del escote se sale de su camisa, grito dentro de mi cabeza: "¡¡¡Guau!!! ¡Cuánto pelo!" Cuando veo unas manos cubiertas de fuerte pelo negro, grito dentro de mi cabeza: "¡¡¡Ehhhhhhhhh!!! ¡Pero qué pasa!" Y mi mirada ya está atrapada por el misterio y no puedo dejar de mirarlo durante un instante.

No digo que todos los españoles tengan mucho pelo en su cuerpo, pero en general, los hombres japoneses no tienen tanto pelo corporal como los hombres de otras razas. Así que para mí, es un rasgo tan llamativo que mi mirada acaba atrapada por la curiosidad.

Hay dos palabras que me parecen muy graciosas, son "peludo" y "velludo". Realmente no sé qué diferencía hay entre los dos adjetivos. A propósito, mi Rafa no es peludo ni velludo, pero mi mirada también se siente atrapada por él.

El almuerzo de hoy 30 de octubre de 2010:
Pan.
Ensalada de lechuga, zanahoria y pasas aliñada con sal, aceite de oliva y vinagre.
Gratinado de patatas con cebolla, acelga, champiñones y queso.
Elaborado entre fogones por Macarena.

2 comentarios:

  1. Hola buenas noches!!

    La verdad que esta entrada me ha hecho reir. Al final vas a terminar gritando "a mi la legión", jajajaja (para entender el comentario tendrás que vivir otros cuatro años aquí, o cuarenta. Espero que te lo puedan explicar).Ya eres más española que macarena, madre mía.....

    Gracias por leerme.
    Buenas noches!!

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  2. Hola, Miguel Ángel. Como tú me dices, creo que tengo que vivir aquí muchos años más. Es que no entiendo el sentido de tu comentario. Lo siento mucho. Pero bueno, imagino que el sentido será muy gracioso y me hará reír mucho cuando lo entienda. Es que tus comentarios me hacen estallar de risa siempre. Gracias y saludos.

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