lunes, 14 de marzo de 2011

Un desastre de la naturaleza en nuestro país (1)

Aunque actualmente vivo en un país extranjero que está muy lejos de mi tierra, yo soy japonesa. Y en circunstancias como éstas que nos toca vivir, me siento aún más, pero que mucho más orgullosa de ser japonesa. Agradezco especialmente seguir siendo tan japonesa como soy.

Por desgracia, un desastre de la naturaleza azotó mi tierra natal. Esa realidad es verdaderamente lamentable y muy triste. Además, cada día aumenta el número de las víctimas. Encima, mucha gente se ve obligada a vivir con gran incomodidad la vida cotidiana. Sobre todo, me gustaría alentar a aquellos que están en los refugios: "¡GAMBATTE!"

Ayer, por fin, pude tener contacto con una amiga mía que vive en una zona donde se produjo un daño grande. Como sabía que no funcionaba la comunicación telefónica, me convencí de que sería por culpa de las malas condiciones de la red. Era fácil de imaginar que no habría electricidad, así que vacilaba en reenviar el mensaje a su móvil. Pero por fin, recibí su respuesta desde su móvil y me decía que se encontraban bien, aunque la vida les resultaba un poco incómoda porque no tenían gas, ni electricidad y tampoco agua. Ella cerró su mensaje con las siguientes palabras: "Pero todos estamos vivos. ¡GAMBARUNE!"

Afortunadamente, aunque fuera algo puntual, pude establecer contacto con mi familia bastante pronto, incluso a pesar de las circunstancias adversas. Eso fue tener suerte de verdad, aunque fuera más o menos a las seis horas después de que hubiera ocurrido el terremoto en Japón cuando yo me di cuenta de esa noticia. Ese día, tuve una tarea que hacer por la mañana y cuando me levanté, como es habitual, encendí mi ordenador y eché una ojeada al parte de las noticias de Japón. En ese momento, vi un título que informaba sobre el terremoto. Como soy japonesa y estoy muy acostumbrada a ese tipo de noticias, no me llamó mucho la atención y salí de mi casa para resolver mis asuntos. Recuerdo que entonces sólo pensé: "¡Otra vez un terremoto!" No imaginaba para nada que fuera de tal magnitud e intensidad y además con unos resultados tan graves.

Cuando volví a casa y me dispuse a leer las noticias más a fondo, me di cuenta de que ese terremoto no había sido como los que soportamos habitualmente, sino que su repercusión debía ser muy grave. Comprobé dónde estaba localizado el epicentro del terremoto. Si hubiera sido un terremoto habitual, no me habría preocupado tanto por mis padres porque por mi experiencia podía imaginar el grado de influencia geográfica. Pero esta vez no fue así.

Lo que me asustó profundamente fue el TSUNAMI. Yo nunca había visto tal nivel de alarma motivado por un TSUNAMI. Ya sólo esa información me asustó lo suficiente, pero encima se anunciaba la alarma más alta para la región costera donde viven mis padres, para colmo, leí una noticia que confirmaba que ya comprobaron la llegada de algún TSUNAMI.

Hasta aquí, mi cabeza estaba bastante saturada y mis pensamientos eran confusos, pero hoy me gustaría escribir sólo sobre lo que hice. Al principio, envié un mensaje corto al móvil de mi madre. Pero no pude recibir su respuesta con tanta rapidez como de costumbre, así que después, envié un mensaje al móvil de mi padre. Mientras esperaba sus respuestas, empecé a buscar por internet más información sobre el temblor de tierra y el TSUNAMI.

Encontré unas páginas webs donde se podían ver en directo algunas cadenas de la televisión japonesa. Al mismo tiempo, recibí una respuesta desde el móvil de mi padre. Justo después de que me aliviara un poco, ellos me llamaron desde el móvil de mi padre y me dijeron que el temblor había sido muy fuerte, bastante largo, y que sentían mucho miedo aunque el TSUNAMI no había llegado todavía. Yo me sentía con suerte porque el móvil de mi padre estaba funcionando perfectamente, mientras que el móvil de mi madre ya no funcionaba nada. Interpretando sus tonos de voz, pude entender que no se había sufrido tanto daño por la zona donde viven mis padres.

La casa de mis padres se situa a una distancia de unos 300 o 400 metros hasta la costa del Océano Pacífico. Habíamos hablado frecuentemente que si llegara un TSUNAMI por aquí, se tragaría la casa en un momento. Pero gracias a Dios, la casa de mis padres escapó de un peligro real.

La mayor parte de mis parientes cercanos viven en Tokio. Cuando yo mantuve contacto con mis padres, ellos ya habían tenido contacto con mis tíos que viven en Tokio. Afortunadamente, parecía que el teléfono estaba funcionando sin mayor problema. La caída de los objetos dentro de casa tuvo peor resultado en la casa de mis tíos que en la casa de mis padres. Pero nadie sufrió ningún daño corporal.

Tanto mis padres como mis tíos estaban en sus casas en el momento del terremoto. Pero los demás, incluyendo a mi hermano y a mis primas, estaban todos trabajando. Según mi madre, no pudo establecer contacto con el móvil de mi hermano, aunque lo intentaba repetidamente. Así que yo intenté enviarle un correo a su móvil a través de mi ordenador y desde un país lejano. No esperaba recibir su respuesta tan pronto, es que sabía que la línea telefónica había sufrido muchos desperfectos.

Pero de nuevo me sonrió la fortuna y mi correo le llegó a su móvil casi instantáneamente y él me pudo contestar pronto a través de su móvil. Según mi hermano, no funcionaba la red telefónica dentro del país, así que no pudo llamar, ni mandar mensajes a mis padres. Él estaba bien, aunque no tenía ninguna manera de volver a su casa, así que iba a pasar una noche o más en su centro de trabajo hasta que los transportes públicos recuperaran su funcionamiento. Entonces yo avisé a mis padres de la situación de mi hermano y desde un país que está tan lejos como éste. No imaginaba que vivir fuera de mi país fuera útil en un momento de emergencia.

Casi al mismo tiempo, una prima mía me envió un correo electrónico desde su ordenador porque su móvil no funcionaba y me avisó de la situación de mi país. Ella experimentó el temblor de tierra mientras estaba trabajando en la oficina. El seísmo fue tan, pero que tan fuerte y largo que pensó que se acabaría todo en ese momento que las paredes de la oficina se cuarteaban y parecía que el edificio se venía abajo. Como no funcionaban los transportes públicos, ella volvió a su hogar andando durante tres horas desde los alrededores de Tokio hasta el barrio de Tokio donde vive. Dentro de su casa se cayeron al suelo muchos objetos y sufrió muchos desperfectos. Además, no había gas, pero todo estaba bien. Su hermana, que es mi otra prima, no pudo volver a su casa desde su trabajo debido a la suspensión del servicio de transporte. Al final, llegó a su casa al día siguiente por la tarde.

Ese fue el comienzo de mi primer día del terremoto. Creo que yo tuve mucha suerte en cuanto a mi familia. Gracias a Dios, a través de mi ordenador y los móviles de mi familia, pudimos comunicarnos. No habría nada más preocupante que no poder ponerse en contacto con la familia, los amigos y conocidos en un caso de emergencia. En ese punto, yo también me sentía afortunada. Así que me aflige mucho la imagen de las víctimas de este desastre cuando iban de un lado para otro buscando a sus familiares, a pesar de que ellos mismos también sufrían las consecuencias del desastre.

Felizmente, he tenido quien se preocupara por mí y por mi familia. A todos se lo agradezco de todo corazón. Creo que yo tengo más suerte porque no todos son tal como esa persona insensible.

Inesperadamente, pude servir de puente de unión entre mis padres y mi hermano. Pensaba que como estoy lejos y no estaba allí, no podía hacer nada por ellos. Me siento feliz de estar equivocada porque no era verdad. Gracias a internet, yo pude ayudarles algo, por poco que fuera. Y estoy segura de que aparte de rezar siempre hay algo que puedo hacer, aunque no esté en mi país.

Ahora en mi tierra, cada persona piensa en qué puede hacer para ayudar a nuestro país en este momento difícil. Cada persona intenta aportar poco a poco lo que es posible hacer. Yo también soy del mismo pensamiento y me gustaría hacer lo que sea sin abandonar esa idea por la distancia física que me separa de mi país.

6 comentarios:

  1. Que fuerte eres macarena,me alegra que tu familia este bien y al igual que tu me molesta la gente que le gusta bromear con las tragedias de otros es una estupidez.

    Belkis Canim

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  2. Hola Macarena.

    Gracias.
    Gracias al pueblo japonés por la serenidad,el civismo y la fuerza que están demostrando después de sufrir una fuerza tan destructora. Estoy convencido que el pueblo japonés saldrá de ésta dura prueba más fuerte y más unido.
    Me alegra mucho saber que tus familiares y amigos están bien. Desgraciadamente el número de víctimas sigue subiendo. En situaciones como ésta, sale lo mejor y lo peor de las personas.
    Mucho ánimo Macarena, y somos muchos los que queremos aportar nuestar pequeña ayuda desde tan lejos.

    Gambatte Nihon!!

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  3. maca, amo profundamente tu pais, yo que tengo alli tantos amigos, que tengo a mi cuñada yukiko, a su familia y todos esos japoneses que de alguna manera me hicieron la vida mas facil, cuando viaje a vuestro pais , solo puedo daros las gracias y rezar para que todo esto se solucione pronto.

    GAMBATTE NIHON¡¡

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  4. Qué bueno es poder ayudar, aún estando tan lejos como tú de tus familiares.
    Acabo de dejar el siguiente comentario en el enlace que has incluido: "Otro ejemplo más del lamentable nivel periodístico que padecemos desde hace años".

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  5. Acabo de comprobar que censuraron mi comentario en el artículo de "esa persona insensible".

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  6. Hola Macarena,

    Es normal que te sientas orgullosa de ser japonesa, el pueblo japonés ha dado una lección de entereza, cooperación y valor.
    Esas personas insensibles que sobran (aquí y en cualquier parte del mundo) deberían aprender un poco de la sociedad nipona.

    ¡Un abrazo!

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