lunes, 8 de febrero de 2010

La combatividad

Yo soy ama de casa y, aunque no me gusta cocinar, me encargo de hacer la compra y preparar la comida diaria. Claro que el ama de casa trabaja sin ganar un salario y sin recibir ningún tipo de agradecimiento, por eso es muy obvio que a veces no se tienen ganas de hacer nada. Por lo menos, yo lo creo así. El ama de casa también quiere descansar.

La semana pasada, no tuve ganas de hacer la compra. Sabía que tenía que ir al supermercado para conseguir provisiones y llenar el frigorífico porque me faltaban verduras, por lo menos, necesitaba haberlo hecho el sábado pasado, pero no lo hice porque no salí de casa. ¿Quién puede reprocharme nada? ¿Quién puede acusarme de vaga? No puede nadie, nunca jamás. Bueno, sí hay alguien que puede reprocharme algo, sólo puede hacerlo una persona: yo misma. Es que sabía que si hubiera hecho la compra entonces, no me habría arrepentido hoy de que me hubieran escaseado los alimentos cuando preparaba la comida. Aquel sábado pasado quisiera haberme dicho a mí misma que hiciera sin falta la compra ya.

Bueno, ya no sirve de nada arrepentirme. Hoy tenía que preparar la comida sólo con los alimentos que me quedaban en casa. He abierto la puerta de mi frigorífico. He sacado los dos cajones donde guardo las verduras, y he encontrado un poco de repollo, un poco de puerro, un poco de calabaza, un poco de calabacín y un tomate. Me pregunto a mí misma que por qué he guardado sólo un poquito de cada verdura. No puedo entenderlo, pero bueno, en ese momento, esta situación empezaba a estimular mi combatividad. Tengo que preparar un buen almuerzo, incluso con la poquita sobra de verduras que hay. Ya estoy sobre las armas. Tengo que luchar contra esta situación. ¡Ganaré! ¡Voy a triunfar! Sí, aunque a mí no me gusta cocinar, tampoco me gusta perder. Me siento acorralada y lo que me corta el paso es la escasez de ingredientes. Venceré sin falta de ánimo. Esa es una batalla contra mí. He abierto el congelador porque, para una emergencia, siempre guardo algo de carne congelada. ¡Bien! Hay carne de cerdo picada. Ya es posible con mi fantástica olla "WOK" preparar un plato. Después, no puedo arreglarme con un sólo plato. Si fuera así, perdería yo. Tengo que preparar algo más. Busco algo en otra parte de mi frigorífico. ¡Bien! He encontrado un paquete de queso fresco. Ya puedo hacer una ensalada de tomate con queso fresco. Bueno, eso no es cocinar, sólo lo corto, pero no pasa nada. Ya tengo dos platos. Pero todavía me siento empatada con sólo dos platos. ¿Qué más puedo hacer? Sí, soy de Japón, tenemos una sopa corriente que se llama sopa de MISO. Voy a hacer la sopa de MISO con la cebolla que hay en la cesta y la sobra de calabaza, además siempre tengo WAKAME. ¡Genial! Ya he ganado.

Así que he ganado este partido y he comido muy buenos platos. Estoy muy satisfecha. Bueno, no me digáis que hacer la compra por la mañana para el almuerzo de hoy hubiera sido más conveniente que luchar.





El almuerzo de hoy 8 de febrero de 2010:
Arroz en blanco y sopa de MISO con WAKAME, cebolla y calabaza.
Salteado de verduras con carne de cerdo picada.
Ensalada de tomate con queso fresco y un toque de perejil.
Aperitivos de jamón serrano y rábanos.
Elaborado entre fogones por Macarena.

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