viernes, 16 de abril de 2010

¡Viva la lata!

Aunque llevo toda la vida sin que me guste cocinar, últimamente me he dado cuenta de que ahora incluso tengo menos ganas. A través de las últimas fotografías, resulta muy evidente que las pastas y las ensaladas aparecen con más frecuencia de lo habitual. Sí, esa es una señal evidente de que no tengo ganas de cocinar. ¿Qué me pasa? ¡Ánimo, Macarena!

En estas circunstancias, yo también aprovecho las latas, o sea, las conservas. Desde mi punto de vista, en Japón, hay muchas comidas precocinadas, por ejemplo, los fideos chinos precocinados son muy típicos. No puedo negar que estos me ayudaban mucho cuando vivía en Japón. En España, aunque no hay tantos fideos chinos precocinados como en Japón, hay muchas latas de comida que son una ayuda muy apreciable.

Casi toda la comida enlatada se puede comer con sólo calentar el contenido en el microondas. Sobre todo, las que más aprovecho son la fabada con judías blancas, el cocido con garbanzos y las albóndigas con guisantes. Son las típicas comidas que si se cocinan entre fogones, tardan mucho tiempo en cocinarse, sin embargo, si las uso de la lata, tardo sólo unos minutos con el microondas para dejarlas listas.

Además, están muy ricas. Y dicho sea de paso, no me importa nada la marca de la lata. ¡Le doy gracias a Dios porque estoy viva en esta época! Si hubiera vivido en una época en la que no hubiera latas, ni microondas, no sé cómo habría sobrevivido.

Así que hoy he aprovechado una lata de albóndigas para elaborar mi almuerzo. Pero debo decir que yo no como directamente el contenido de la lata de albóndigas, siempre le dedico un recurso más y mi toque personal. El resultado es muy bueno. He bautizado este plato como "albóndigas con macarrones". Hoy voy a enseñaros la receta.

1. Se abre una lata de albóndigas y se echa el contenido dentro de una olla.
2. Se llena de agua la lata vacía y se vierte esa cantidad de agua en la olla.
3. Se echa un cubito de caldo concentrado de hortalizas dentro de la olla.
4. Se calienta la olla a fuego fuerte y después, cuando hierva, se añaden los macarrones.
5. Se cuece todo y se remuve hasta que los macarrones estén en su punto.

Ya está. Es un plato muy fácil e informal. Pero con un recurso adicional parece que gana más que con sólo el contenido de la lata servido directamente. Bueno, esa es la excusa que uso cuando no tengo ganas de cocinar y a mí me satisface.

Sin embargo, diga lo que diga, la verdad es que la lata que más me gusta, sin duda alguna, es la lata de cerveza bien fría. Buena, bonita y barata.


El almuerzo de hoy 16 de abril de 2010:
Albóndigas con macarrones.
Ensaladilla de nabo, atún, maíz y tomate con un montón de bonito seco.
Elaborado entre fogones por Macarena.

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