miércoles, 5 de mayo de 2010

La Fiesta de los Niños

Hoy, cinco de mayo, es el día de la "Fiesta de los Niños" en Japón, además, es un día festivo. Principalmente, es el día que se celebra el crecimiento de los niños, es decir, de los machos. A diferencia del tres de marzo, que es el día de la "Fiesta de las niñas" y se celebra el crecimiento de las niñas.
Como soy hembra, no tengo tantos recuerdos del día de la "Fiesta de los niños" como del día de la "Fiesta de las niñas". Pero yo tengo un hermano pequeño, así que para ese día, cada año se decoraba con las banderas KOINOBORI en el jardín y con el yelmo japonés dentro de mi casa.
Aunque no hay ninguna relación con el día de la "Fiesta de los Niños", hay algo que todavía recuerdo nítidamente. Y es un recuerdo que tengo con mi hermano.
Un día visité la casa de mis abuelos con mis padres y mi hermano. En aquella época, la casa de mis abuelos estaba a cuarenta minutos en coche. A veces los visitábamos cuando éramos pequeños.
Cenamos todos juntos en casa de mis abuelos. Yo todavía tendría unos siete u ocho años. Mi hermano tenía tres años menos que yo. No recuerdo qué cenamos aquella noche, pero recuerdo claramente que comimos algo con los palillos. Es que estos palillos fueron una causa por la que no me he olvidado nunca de lo que ocurrió entonces.
En aquella época, todavía no podía utilizar correctamente los palillos. Es decir, hay una manera oficial del uso de los palillos. Sin embargo, como todavía era muy niña, aunque lo entrenaba todos los días, no conseguía hacerlo de forma adecuada.
La que lo descubrió fue mi abuela. En cuanto que lo descubrió, me reprendió: "Macarena, maneja bien los palillos." Sin embargo, no podía. Inmediatamente, me lanzó una segunda reprimenda: "¡Macarena, qué vergüenza! Sostén los palillos correctamente." Aunque me esforzara, aún no podía.
Y mi abuela dijo: "Tu hermano los utiliza mejor que tú." Esas palabras tuvieron su efecto. En un momento, me cabreé mucho. Es que desde mi punto de vista, mi hermado no los utilizaba nada bien, más bien, peor que yo. Pero mi abuela así me lo dijo.
Inmediatamente después de eso, llegué a utilizar los palillos correctamente según la forma tradicional. Con sólo unas palabras por parte de mi abuela me cambió para siempre.
Ahora, se lo agradezco mucho porque sé la importancia que tiene guardar los modales en la mesa. Sobre todo, para adquirir buenos modales, cuanto más pequeño seas, el aprendizaje será mejor y más fácil. Así que todo es gracias a mi abuela.
Sin embargo, aunque ya han pasado unas décadas, no me olvido del enojo de entonces. Como soy hembra, mi familia me educaba con mucha disciplina, especialmente sobre los modales en la mesa. Mucho más que a mi hermano.
Ahora entiendo su buena intención, pero fue imposible entenderlo entonces. Así que en mi memoria todavía queda claramente grabado el enojo de aquel lejano día. Sin embargo, no estoy tan segura de si ese enojo era con mi abuela o con mi hermano, o bien conmigo misma.
Pero lo que está claro es que siempre que lo recuerdo, me acuerdo de mi abuela y mi hermano juntos. Y ese es un sentimiento sutil que mezcla al mismo tiempo el enfado y el agradecimiento. Hoy aquí en mi casa, estoy apreciando mi yelmo, recordando mis recuerdos de niña.
Mi yelmo japonés.



El almuerzo típico español de hoy 5 de mayo de 2010:
Gazpacho andaluz con jamón serrano.
Cóctel de gambas con surimi.
Tortilla española de patatas.
Helado de vainilla y caramelo.
Elaborado entre fogones por Macarena.

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