viernes, 5 de febrero de 2010

La relación entre el olor y el sabor

Los españoles, es decir, los varones, desprenden aromas muy agradables. Cuando me cruzo con ellos o cuando el viento se mueve, esos aromas rozan mi nariz y me embriagan pasajeramente. Para bien o para mal, en este país tenemos la costumbre de dar dos besos en las mejillas cuando nos saludamos. Los hombres con los que intercambio los dos besos me hacen sentirme emborrachada con su cercanía. Ellos tienen aromas que me atraen y que me hacen tener la ilusión de prolongar ese instante, me siento enamorada de algo. Ya no puedo pensar en otra cosa, lo único que espero es el próximo momento para olerlos de nuevo, ya no me importa nada qué conversamos o de qué me hablan. Además, no entiendo por qué me cautivan. ¿Son los hombres o los aromas? Pero el amor que siento por ese algo, aumenta por momentos. Sólo deseo oler de nuevo esos aromas dulces.


Por el contrario, hay un olor que me dejó estupefacta al olerlo por primera vez. No podía creerlo, con sólo una vez que lo olí tuve ganas de olerlo otra vez, tuve que comprobarlo, sin embargo, por una razón diferente a la que os comenté antes. Ese olor era como si estuviera fermentado, más bien, como si fuera de unos pies que hubieran trabajado duramente durante un día. Pero lo que despedía mal olor era un alimento, era el queso. ¿Qué diablos sería esto? Lo que tenía tan mal olor se llamaba queso viejo. ¿Quién sería la primera persona que intentó comérselo? Debería ser muy valiante, o debería tener demasiada hambre. Precisamente, eso tiene tan mal olor, pero para mi sorpresa, fue increíblemente sabroso. Cuanto más lo como, más y más me voy enganchando sin querer. Cuando vivía en Japón, no comía casi nada de queso. El queso es poco frecuente en Japón o es una comida para niños. Por ese motivo, esto fue un descubrimiento imprevisto para mí. Además, se puede comer tras un simple corte de cuchillo. Para mí no hay ninguna comida tan conveniente como ésta porque no me gusta cocinar. Ahora, que cuanto peor huele, mayores esperanzas tengo depositadas en el buen sabor del queso. Entonces, mi pensamiento de que la comida que huele bien también sabe bien se vino abajo. Si es así... ¿Qué sabor tienen los españoles? Tengo que probarlo.




El almuerzo de hoy 5 de febrero de 2010:
Arroz con setas.
Sopa de MISO con puerros, nabos y WAKAME.
Guisado de repollo, con zanahoria y atún.
Patatas con chorizo picante al infierno.
Elaborado entre fogones por Macarena.

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