martes, 23 de febrero de 2010

La resistencia

Sea como sea, me gusta mucho la cerveza. En Japón se nos permite tomar bebidas alcohólicas desde que tenemos veinte años, al igual que el derecho de voto y el tabaco. Por supuesto que está totalmente prohibido doparse, aunque tengas veinte años. Dicho sea de paso, los hombres pueden casarse desde que tienen dieciocho años, por otro lado, las mujeres pueden casarse desde que tienen dieciséis años. Yo sé que en España, desde que tienen dieciocho años pueden tomar cerveza. ¿Verdad? Si yo hubiera nacido en España como una española más, habría empezado una buena relación con la cerveza dos años antes. ¡Oh, qué pena! Pero bueno, para pasarla con ella, voy a tener la vida muy larga, aunque sólo sea por un día más.

Estoy muy agradecida a Dios porque él me dio un cuerpo que admitía el alcohol. Si no hubiera podido tomar alcohol, la mitad de mi vida no habría tenido sentido, bueno, incluso quizá más. Gracias a Dios, gozo de mi vida con la cerveza.

Sin embargo, hay un punto débil. La verdad es que resisto mucho bebiendo. ¿Os parece una ventaja en vez de pareceros un punto débil? Pues yo pienso que es un punto débil.

Bueno, a partir de ahora, creo que entro en mi mundo de fantasías. Me gusta mucho disfrutar el tiempo con la cerveza, además si estoy con un hombre guapo, ya es una situación suprema. Nosotros hablamos mucho sobre las cosas serias o las graciosas, como si el tiempo fuera inacabable. Naturalmente, bebemos más y más, es que la cerveza está muy buena, con un guapo, aún más. A mi derecha, la cerveza, delante de mí, un hombre guapo. ¿Quién no puede embriagarse con esa situación? Yo tomo más y más cerveza. Y él también, es que la cerveza está aún más buena con una guapa enfrente. Bueno, ya es la hora de acabar. Aunque me da pena la despedida, ya somos adultos, no podemos vivir la vida a nuestro antojo. Vamos a volver. Ya es muy tarde. La calle está oscura. Naturalmente él me acompaña hasta enfrente de mi casa llevándome en brazos. Es que se me aflojan las piernas por la borrachera, pero él es un hombre, no se emborracha. Le encuentro digno de mi confianza. Y me enamoro de él... Mis mejillas se enrojecen por la cerveza. Él debe pensar que qué querendona soy yo.

Sin embargo, la realidad no es así. Esa era mi fantasía. ¡Qué bonita es! No obstante, Dios me dio un cuerpo muy resistente a la cerveza, para ser exacta, un cuerpo demasiado resistente. No sólo mis mejillas no se enrojecen, sino que apenas estoy achispada. Generalmente, los hombres con los que he tomado unas cervezas se embriagaron antes que yo, así que siempre tengo que preocuparme por los ajenos, a veces dispongo un taxi, a veces les acompaño hasta la estación.

Dios me creó como una chica a la que no le gusta cocinar y como una chica que tiene un hígado muy resistente a la cerveza. Bueno, estoy muy agradecida a Dios, pero con la característica que tengo, nunca se hará realidad mi mundo de fantasía.





El almuerzo de hoy 23 de febrero de 2010:
"OMURAISU": huevo encima de arroz a la salsa de tomate con salchichas, champiñones y cebolla.
Ensaladilla de patata, maiz, pepino, zanahoria y jamón cocido de pavo.
Sopa con WAKAME, apio, repollo y maiz con una pizca de sésamo.
Plátano con un toque de canela.
Elaborado entre fogones por Macarena.

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