sábado, 24 de abril de 2010

Vicisitudes de hoy

Hoy he escuchado una radio en la que estaba hablando un japonés que lleva treinta años viviendo en España. Desde mi apreciación personal, su español tenía fluidez, parecía muy natural y no ha titubeado en ningún momento. Él tiene todo lo que yo no tengo en el uso del español. Yo aspiro a hablar así en mucho menos tiempo, treinta años es toda una vida.

Ese japonés me ha animado mucho. Aunque ahora de vez en cuando sufra algún bache por no mejorar mi español oral, ojalá quizás pueda dominarlo como él, por lo menos, después de treinta años. Por un momento, me transporté al futuro de forma vertigiosa pensando en mi edad después de treinta años, sin embargo, me he decidido a seguir aprendiendo español sin abandonar mi esfuerzo.

Pero esa ha sido una alegría fugaz. Había un español que también escuchaba la radio pública y dijo que su español no estaba bien porque no conjugaba correctamente los verbos y le faltaba mucho gramaticalmente. ¡¡¡Pero, pero, por Dios!!! No daba crédito a mis oídos. Era muy fácil caerme en un profundo abismo.

En primer lugar, no me he dado cuenta para nada de los errores que cometió el japonés al hablar español. Para mí, todo lo que decía me parecía perfecto. Sin embargo, parece que todavía no soy capaz de distinguir el español correcto del incorrecto. Eso significa que mi español todavía tiene un nivel bajito... Aún no puedo identificar los errores que escucho cuando hablan los demás.

En segundo lugar, cuando pienso que treinta años no son suficientes para dominar un idioma, siento cómo se encoge mi corazón por una abrumadora realidad que pesa lo suyo. ¿Algún día hablaré un español perfecto?

¿Qué más falta? ¿Qué más necesito? ¡¡¡Cielos!!! Ahora se apodera de mí un pánico súper gigantón. Ahora me preocupa que antes de dominar el español, incluso llegue un día en que me haya convertido en una chica a la que le guste cocinar.


El desayuno de hoy 24 de abril de 2010:
Bizcocho casero con almendras, albaricoques, pasas, frutos secos y nata montada.
Una taza de capuchino.
Elaborado en el horno nuevo por Macarena.

2 comentarios:

  1. Yo creo que el español que criticó a tu compatriota debe ser un poco idiota, habría que escucharle a él hablando en otro idioma. De todos modos, no te preocupes, porque no todo el mundo tarda lo mismo en dominar un idioma extranjero. Te pongo un ejemplo: hay dos periodistas ingleses que viven y trabajan en España. Uno es Michael Robinson, ex futbolista y periodista deportivo, que lleva aquí media vida pero sigue hablando un español bastante regular. Gramaticalmente es muy correcto, pero tiene un acento terrible. El otro es John Carlin, periodista inglés también, que lleva aquí menos años, pero que habla un español impecable. Probablemente sea el extranjero al que mejor español he escuchado hablar, con un acento buenísimo.

    Además, lo importante no es hablar un idioma perfecto, sino entender y hacerse entender. De todos modos, insisto en que tu nivel de español escrito es espectacular. Por tus textos, nadie podría decir que no eres española, por más traductor electrónico que utilices.

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  2. Hola, David. Lo primero es darte las gracias por consolarme con tus amables palabras. Te lo agradezco muchísimo. Entiendo que lo más importante es entender y hacerse entender, sin embargo, en este caso concreto quiero ser perfeccionista, por lo menos, ese es mi afán. Pero, a veces, eso me hace sentirme agobiada, cansada, triste y no sé cuántas cosas más. Así que tengo que relajarme más con mi español en general. Y en cuanto a mi español escrito... Me cuesta muchísimo trabajo y tiempo, pero el resultado es incomparablemente mejor que mi español hablado. ¡Es gracias a la alta tecnología japonesa! Saludos.

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